viernes, 30 de noviembre de 2007

Propiedad Privada

España, año 2007. Después de unas cuantas guerras, desórdenes y revoluciones sociales, el método de gobierno que los acontecimientos históricos nos han dado a vivir es un sistema capitalista. Bajo este concepto, el capital predomina sobre el trabajo como elemento productor y creador de riqueza, existe el libre mercado y la propiedad privada desempeña un papel fundamental. Así pues, en resumidas cuentas, si tenemos el capital necesario, podemos comprar un objeto (una vivienda, una finca, un terreno,...) y convertirlo en algo de nuestra propiedad. Usted lo compra, es suyo.

Sin embargo, parece que ésto último no está demasiado claro. Tomemos por ejemplo una vivienda. Es una de las cosas que (ya ha sido mencionado antes, aún siendo derecho constitucional) no resulta excesivamente barata (tómese ésto casi en tono humorístico, dado que a estas alturas decir que la vivienda está cara es casi "quedarse corto"). Pues bien, dado el concepto de propiedad privada podríamos decir que, una vez adquirida, ya es nuestra, y podemos disponer de ella hasta el momento en el que la queramos vender.

Nada más lejos de la verdad. Lo que sucede en realidad es que, además de pagar por su precio en el mercado, cada año hay que pagar al gobierno una cierta cantidad en calidad de contribución (y digo yo, ¿no se podría llamar también alquiler?) de modo que si fallamos, nos podríamos ver privados de nuestra queridísima "propiedad privada". Lo mismo sucede si, en un momento dado, el gobierno necesita de los terrenos en los que se encuentra dicha vivienda por cualquier razón (llámese excusa, que no ha de ser necesariamente cierta, como ha sido comprobado innumerables veces). Nada más sencillo que desalojar al ocupante, dándole a cambio una ligera (e irrisoria) compensación económica que viene regida por el valor catastral (y ya sabemos todos que, a la primera de cambio, éste concepto no es indicativo alguno del valor real de la vivienda).

Más aún, es realmente penoso que el hecho de no pagar íntegramente por ella nos excluye automáticamente del derecho a la posesión. Esto podría parece lógico a primera vista, pero es finalmente llevado a límites tan absurdos como haber pagado durantes varios años una ingente cantidad de dinero (cientos de miles de euros, lo que antes podrían ser millones de pesetas) y después de tan gran esfuerzo falten unas cuantas centenas de euros, por la razón que sea (la vida no es nada estable, y menos para el grupo de personas que deciden comprar una primera vivienda) y por ello nos desalojen, nos quiten la vivienda y nos quedemos en la calle.

No sé los lectores de este blog, pero la opinión del autor tras esta pequeña reflexión es que el concepto de propiedad privada se quedó finalmente en eso, en un concepto. Y finalmente estamos en un sistema en el que debemos comprar la propiedad, pagar un alquiler al gobierno y esperar que éste no necesite de ella y nos la arrebate. Perdón... ¿Eso no sucedía en el comunismo?

sábado, 24 de noviembre de 2007

Esos Ruidosos Vecinos

No es infrecuente encontrar vecinos que, haciendo uso de una gran amabilidad por su parte, nos permiten ahorrarnos el dinero en comprarnos una radio o aparato de música. Es tanto así que resulta realmente sencillo poder escuchar música cuando les apetece. No importa si en ese momento queremos leer un libro, dormir o simplemente relajarnos tras un día estresante: ahí está nuestro bien amado vecino dispuesto a compartir el nuevo disco de dance music, techno o heavy metal que le han comprado (*). Dentro de esta categoría se encuentran un grupo de vecinos a los que bien parece no importarles la hora o bien han decidido vivir con el horario de Singapur. El resultado puede llegar en algunos casos a ser equivalente a vivir al lado de una discoteca 24/7 (abierta 24 horas al día, siete días a la semana)

Existe otra categoría de vecinos en la que podemos englobar aquellos que se despiertan a las seis de la mañana y parecen usar zapatos de tacón en vez de zapatillas para andar por la casa, los que con gran afán (pero con mayor indecisión) parecen cambiar diariamente el mobiliario a las horas más intempestivas, los que se encargan de utilizar maquinaria pesada (llámese lavadora decimonónica o máquina de coser de la abuela) a partir de medianoche, y los grupos de personas con una demostrada deficiencia auditiva que son incapaces de mantener una conversación o escuchar el televisor sin que se les oiga perfectamente tras varios muros de distancia. No hay que desesperar por eso: en esta loca jungla nadie se quedará sin ruidos.

Entiendo que muchas veces no es culpa del vecindario: Un problema que está incrementando cada vez más en las viviendas de nueva construcción es que en variadas ocasiones, aún con un nivel sonoro absolutamente normal y comprensible, podemos oír todo el ruido al otro lado del muro debido al escaso espesor de éste: paredes de doble cámara, fibra de vidrio, aislantes y materiales similares que convenientemente nos separaban del vecino en todos los aspectos han dado paso a un tabique separador isomorfo al papel de fumar que, aunque nos permite disfrutar de unos centímetros más, a cambio nos ofrece una separación efectiva nula.

Expertos lo confirman: el material del que están constituidos hoy en día los tabiques tiene unas propiedades tales que, aunque (como todo sólido) atenúan la mayor parte del sonido, también actúan en resonancia con los graves, de modo que siempre oiremos el tamboreo constante de la música techno, los golpes secos y otros ruidos similares. Más aún, un curioso efecto es que si dejamos un espacio abierto el sonido puede entrar perfectamente; mientras que si lo cerramos, convertimos la estancia en una caja resonante de modo que acabamos igual o peor. Son cosas que los arquitectos deberían conocer perfectamente y a lo que, sin embargo, parecen hacer caso omiso. Al respecto, propongo que, tras construir un espacio, los arquitectos vivieran una temporada bajo el techo de su propia obra. Posiblemente se lo pensarían dos veces para la próxima ocasión.
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(*) Entiéndase que no tengo nada en contra de estos tipos de música, pero resulta claro que hay ciertos estilos que no son aptos en general cuando alguien trata de relajarse o descansar.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Yahoo!... ¿Respuestas?

La idea es buena. Tenemos una duda, le damos vueltas a la cabeza durante un tiempo y no hayamos la respuesta. Buscamos información en internet, navegamos en los foros y, aun así, seguimos sin encontrar la solución a nuestra incógnita. O simplemente los medios tradicionales, como las enciclopedias, diccionarios o libros de consulta que puedan haber en las bibliotecas fallan. Es aquí donde entra Yahoo! Respuestas: Si hay una duda que no puede resolver de otro modo, pregunte, y entre el resto de usuarios habrá alguien que conozca la respuesta y se la pueda indicar.

Hasta aquí bien. Como siempre, la teoría es muy bonita. Incluso parece estar bien pensado: se ofrece la posibilidad de dejar la pregunta abierta un cierto tiempo a múltiples respuestas; de éste modo se pueden comparar y contrastar y finalmente el usuario puede seleccionar la que mejor le parece. Más aún, hay un buscador y una selección por temas, de modo que es sencillo encontrar si la pregunta que se tiene ha sido ya formulada. Sin embargo, aquí acabó lo bueno. Cuando uno quiere usar este sistema lo que encuentra es una gran inutilidad y un abuso por parte de los diferentes usuarios. De este modo, lo que descubrimos es un gran vacío de preguntas realmente interesantes o constructivas seguido de una gran cantidad de bobadas, tonterías, preguntas absurdas, peticiones de opiniones e intentos de solucionarse la vida por el modo sencillo. Veamos algunos ejemplos:

Es ingente la cantidad de preguntas cuya estructura básica es "ayúdenme a resover ésta ecuación" (como ésta o ésta). Similar también la cantidad de problemas básicos (de nivel de ESO) cuya solución se pide (aquí o aquí) que evidentemente revelan que su autor es vago un jovenzuelo que recurre a este tipo de artimañas antes que intentar resolver por sí mismo los deberes que le ponen en clase. También abundan las preguntas de aquellas personas que ni se han molestado en buscar un mínimo de información previa en un buscador cualquiera: alguien que busca un traductor o descargar un programa. No faltan personas que preguntan el funcionamiento de "Yahoo! Respuestas" usando el propio "Yahoo! Respuestas". Atónito me dejan. Y, dicho sea de paso, con ganas de contestar "Los deberes los haces tú solito".

No faltan por supuesto otros usuarios que enuncian preguntas irrelevantes basados en una profunda ignorancia,("¿En qué estás pensando ahora mismo?"), dándonos a entender que no superan la década de vida ("Si tomo a los camellos prisioneros, me dejarán los reyes una bicicleta?") o que no pasa de ser una mera opinión ("¿Cuál es tu superheroe favorito, Supermán o Spiderman?", "¿Cuánto pesa el alma?") o basadas en la superstición (Hay, horror, una sección basada en el horóscopo). Por supuesto, muchas de las preguntas o respuestas incluyen una bonita colección de faltas ortográficas y gramaticales para aliñar todo el asunto.

No cuesta mucho darle un vistazo a la web para darse cuenta de las grandes chorradas, imbecilidades, preguntas básicas y tomaduras de pelo que hay entremezcladas con preguntas de las que se podría hallar solución con un mínimo esfuerzo. Pero claro, es mucho más fácil dejar la pregunta y que otros la busquen por tí. Dicho de otro modo: lo que podría ser una gran herramienta de conocimiento (digna de rivalizar con la propia wikipedia) se transforma en un foro de ignorantes en donde los usuarios parecen ser en su mayoría no sólo menores de edad sino incluso niños que no superan la década de edad o personajes carentes de seriedad o espíritu constructivo que se contentan con saber las más soberanas estupideces. En definitiva: un ejemplo a no seguir.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Cómo Volar a los EEUU

Como prometí en mi anterior post, aquí van unas ligeras reflexiones acerca de lo que sucede si se viaja a los Estados Unidos. Simplemente a modo de ejemplo de lo que puede ser esa paranoia que -espero- no se extienda por el resto de los países. No contentos con las -en mi opinión- abusivas medidas de seguridad, existen otras medidas especiales que cualquier viajero debe cumplir (más bien acatar, diría yo) si quiere entrar en alguno de los estados de los EEUU.

En primer lugar llama la atención la necesidad de poseer un pasaporte de lectura mecanizada. Si tenemos la mala suerte de que nuestro pasaporte no es de ése tipo (algo bastante probable, si ha sido expedido en cierto rango de fechas, no precisamente alejado) deberemos pedir que nos expidan otro modelo de pasaporte. Y digo yo, ¿qué sentido tiene poseer un pasaporte si no permite viajar al extranjero? ¿Cómo se puede expedir y cobrar por éste documento si no sirve para su propósito?

Cuando se sube al avión, se pide que rellenemos un impreso, dependiendo del tipo de viaje que estemos haciendo. Si, por ejemplo, venimos de España y queremos hacer una visita al país de, digamos, una o dos semanas de duración, debemos cumplimentar el denominado formulario I94W, de glorioso color verde. Cuando se lee uno no sabe si reír o llorar. Cito aquí algunas de las frases que podemos encontrar:
¿Ha sido usted arrestado o condenado por alguna infracción o delito de depravación moral [...] o pretende entrar en los Estados Unidos para realizar actividades criminales o inmorales?

¿Ha estado o está implicado en actos de sabotaje o espionaje o sabotaje; actividades terroristas; genocidios, o participó en algún modo entre 1933 y 1945 en persecuciones relacionadas con la Alemania nazi o sus aliados?

[...] ¿Ha obtenido o intentado obtener un visado o la entrada en Estados Unidos por medios fraudulentos o dando información falsa?

¿Ha detenido, retenido o impedido la custodia de un niño que corresponda legalmente a un ciudadano de los Estados Unidos?

¿Realmente piensan que alguien va a contestar afirmativamente a alguna de estas preguntas? Más aún cuando en la Declaración se firma que se ha rellenado el impreso según el mejor saber y entender del abajo firmante... ¿Significa eso que, en cualquier caso, siempre podremos alegar que "en ese momento no me acordaba"? Evidentemente, esto puede ser motivo de una sonrisa que se congela y palidece en el momento que leemos el siguiente recuadro:

Renuncia de Derechos: Por la presente renuncio al derecho a solicitar la revisión de la decisión del oficial de inmigración acerca de mi admisión en los Estados Unidos, o a apelarla, o a impugnar cualquier acto de deportación que no sea por razón de una solicitud de asilo.

Dicho en plata: como al oficial le entre entre ceja y ceja que no entramos en los EEUU, porque tenga un mal día o porque no se le ocurra una excusa mejor, ya podemos prepararse para volver en el siguiente vuelo, si hay suerte. Esta cláusula que en cualquier contrato sería considerada por cualquier juez como abusiva, se muestra en este documento sin ninguna vergüenza.

Y, por supuesto, cuando se llega a la aduana y se puede proceder a ingresar felizmente en el país, después de una serie de explicaciones al oficial, no podremos evitar ser fotografiados y que nuestros datos y huellas dactilares sean tomados, como si de vulgares sospechosos se tratara. Aunque claro, pensándolo bien y viendo otras cosas, parece que aquello de la presunción de inocencia pasó hace tiempo a la historia.

martes, 6 de noviembre de 2007

Seguridad en los Aeropuertos

Leo en algunos medios de comunicación noticias que me dejan boquiabierto: Por un lado, en Europa se está comenzando a pensar en implantar medidas de seguridad en los aeropuertos similares a las de los Estados Unidos (véase aquí, por ejemplo); esto es, por ejemplo, tomar los datos de todos aquellos que entren en la UE (con la posibilidad de almacenarlos hasta cinco años). Curiosamente, éste sistema no estará centralizado, así pues cada país se encargaría de sus propios registros, causando así más de un quebradero de cabeza a los visitantes. Por otro lado, en EEUU se está comenzando a probar un escáner de cuerpo entero (véase la web de la Transportation Security Administration) que permite tomar imágenes cercanas a lo que se veía en Desafío Total (Arnold Schwarzenegger, 1990). Además, en el Reino Unido proponen obligar a los pasajeros a usar pequeños chips o dispositivos de radiofrecuencia para mantener localizados a los viajeros en el aeropuerto.

Y todo esto es, "por supuesto", para velar por nuestra propia seguridad. Se trata de evitar los ataques terroristas, que nadie pueda subir con elementos peligrosos (armas, explosivos, sustancias inflamables...) o pueda poner en peligro al resto de los pasajeros (véase la web de aena) Esto está muy bien. En teoría. Pero en realidad esto se traduce en grandes colas, retrasos e incomodidades que conllevan la desesperación y la ira de los viajeros. Porque a la hora de la verdad, cuando estas medidas de seguridad se verifican (véase el caso del aeropuerto de Albany, Nueva York por ejemplo aquí), cinco de cada siete tests fallan y el resultado que se obtiene es que se confisca el agua pero los explosivos pasan cómodamente. Algo "normal", según indican los propios agentes.

Y realmente, las supuestas medidas de seguridad son un fiasco. Estudios realizados objetivamente demuestran que lo único que consiguen es provocar una falsa sensación de seguridad, sin aumentar ésta significativamente. Cualquiera puede darse cuenta: No dejan pasar líquidos en envases de más de 100ml pero puedes llevar hasta un litro sumando varios de estos envases. Tampoco se pueden llevar objetos contundentes pero en las zonas duty free se venden grandes botellas de licores que, no sólo son bien contundentes sino que además llevan más de 100 mililitros. Y si es por miedo a los explosivos plásticos, éstos se pueden llevar en envases mucho más pequeños. Además, tanta paranoia cuando sería perfectamente posible activar cierto dispositivo desde un ordenador portátil que dejan subir y manejar en los aviones. Seguro que, tras tanta medida de seguridad, los realmente malintencionados podrían encontrar mil maneras de hacer lo que quisieran (y más teniendo en cuenta los fallos expuestos anteriormente).

Y además hablo con conocimiento de causa: en uno de los múltiples viajes en avión que he hecho, estábamos hablando del tema y un compañero apostó a que podría pasar los controles con un tenedor (objeto punzante y, por tanto, prohibido) que había conseguido en un transbordo. Efectivamente, durante sucesivos embarques nos tuvimos que quitar los zapatos, el cinturón, a uno de nosotros le inspeccionaron el equipaje de mano, con lo que casi pierde la conexión, sufrimos varios cacheos por el personal de seguridad y, sin embargo, el tenedor llegó finalmente sano y salvo al destino.

En resumen: los sistemas de seguridad impuestos en los aeropuertos son sumamente absurdos, no incrementan realmente la seguridad y sí violan cada vez más la intimidad de los viajeros y les provocan grandes incomodidades, largas esperas y colas en lo que parece ser también parte de negocio para los duty free y tiendas que se encuentran una vez se pasan los controles. Próximamente: cómo volar a los Estados Unidos.