sábado, 29 de diciembre de 2007

El Cachete Corrector

Durante esta última semana estamos escuchando o leyendo en varios medios de comunicación que el famoso cachete corrector de los padres hacia los hijos va a ser suprimido por el congreso. Podemos verlo, por ejemplo, aquí o aquí. La noticia no deja de ser pintoresca, en primer lugar porque no tenía yo ni idea de que el gobierno democrático pudiera dictar normas dentro de las casas particulares hasta estos extremos y en segundo lugar porque es evidente que el cachete, dado adecuadamente, no es ni por asomo una acción de maltrato, como muchos podrían aludir.

Lamentablemente, ésto no es sino la punta del iceberg. Hemos pasado en pocos años de una sociedad en la que la educación era demasiado severa y estricta, en la que no había lugar para el trato amigable y en la que hasta el más tierno retoño era tratado y se le exigía tratar de usted, a una sociedad completamente permisiva en la que los padres han pasado a ser "amigos", los maestros se convierten en "colegas" y así, sucesivamente. Sin término medio, hemos acabado en una situación en la que ya no existe el más mínimo respeto y parece que todo sean derechos, sin ningún tipo de obligación: es la cultura del "todo vale", donde los menores tienen todo tipo de libertades sin ningún tipo de represalias.

Sobre este tema me llega, vía una amiga y lectora de este blog, este interesantísimo vídeo que recomiendo encarecidamente. En él, se escucha la intervención de de D. Emilio Calatayud Pérez, Juez de Menores de Granada, en la V Tertulia del Consejo Escolar de La Comunidad de Madrid: "Familia y Escuela ante la Prevención de Conductas de Riesgo". Con un lenguaje llano y claro, pero no por ello carente de rigor, nos expone lo que está sucediendo al respecto:



Y desde luego, es evidente que algo falla cuando acaba siendo normal que unos chavales graben en el móvil a otro al que le dan una paliza. O que un padre acuda enfurecido al centro escolar para exigir a un profesor explicaciones por haber castigado a su hijo con lo bueno que él es, que nunca haría nada malo. O cuando alguien con el derecho al voto recién estrenado farda delante de sus amigos poniendo su Audi, BMW o Mercedes a 150Km/h en carretera. Algo falla, y creo que todos sabemos lo que es... Tiemblo sólo de pensar qué puede suceder cuando éstos sean los que eduquen a la siguiente generación.

jueves, 20 de diciembre de 2007

A Vueltas con el Canon

Se veía venir. Es casi la noticia del día, como se puede leer por ejemplo aquí, aquí o aquí. No importa lo que pensemos la vasta mayoría de ciudadanos, no sucede nada si, de pronto, la Constitución desaparece y, sin demostrarlo, nos culpabilizan a todos de un delito común. El gobierno parece estar de acuerdo en padecer un oportuno ataque amnésico y olvidar el artículo 24 de la Constitución Española (negritas mías):
2. Asímismo todos tienen derecho [...] a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia [...]
Sí, mis queridos lectores: volvemos al canon. No sólo eso, sino que ahora habremos de pagar todavía un poquito más. Claro, hay que entenderlo: con las nuevas tecnologías, tenemos una capacidad de almacenamiento masiva (¿Por qué será, sin embargo que me imagino a mí mismo en unos pocos años riendome de unos míseros cientos de Gigas que, creía, eran una barbaridad?) y las capacidades de compresión propician que lo usemos aún mejor (claro, es evidente, que con la compresión no se pierde información ni calidad, nótese el tono irónico)

Así pues, móviles y MP3 subirán de precio gracias a este invento revolucionario. Las cantidades son pequeñas, dice Jesús Caldera en un comunicado. Claro, pequeño es el precio de 12 euros por un disco duro, 3,15 euros por un MP3 o los casi 8 euros de una impresora de inyección de tinta (eso si no nos vamos a las copiadoras profesionales, en las que se pagará la irrisoria cantidad de hasta 227 euros). Las nuevas tarifas pueden verse, por ejemplo, aquí. Eso es lo que hay que pagar... ¿por qué? Yo, personalmente, aún no lo tengo claro, aparte del afán recaudatorio de cierta empresa sin ánimo de lucro que todos conocemos. Parece ser que van a imponer unas tasas a cualquier objeto que sea capaz de almacenar, reproducir, copiar, o distribuir información. Miedo me da pensar que a veces escribo en el dorso de mi mano para recordar algo... ¿le impondran también un canon a mi mano?

Sí, señores. Pagaremos, pagaremos y volveremos a pagar, y para postre seremos tratados como delincuentes. Y mientras tanto, ciertos españolitos que no componen una canción desde la década de los 70 estarán cobrando derechos de autor cuando yo escuche una canción de, por ejemplo, Metallica, como si tuviera algo que ver la velocidad con el tocino. Y si el canon es una "compensación por piratería", a mí realmente no me salen las cuentas. Como dicen varios eslóganes, "Ya que me haces pagar, déjame copiar", y "una ley que hace culpables a más del 50% de los españoles no puede ser buena".

Aprovecho para apoyar desde aquí a la web www.todoscontralecanon.com en la que se explica de forma clara y objetiva todo lo relacionado con el tema, y animo a lectores y lectoras a apoyar la causa... aunque, por lo que parece, en esta "democracia" tienen más peso 100 firmas de unos cuantos interesados que más de un millón y medio de firmas de gente de a pie.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Baños Públicos

Siempre me ha resultado curioso que en los baños públicos las mujeres dispongan siempre de un habitáculo privado mientras que los hombres (a no ser que necesitemos disponer nuestras posaderas para ciertos menesteres más pudientes) comúnmente tengamos un simple urinario situado a escasos centímetros del siguiente, carentes de todo decoro y con nula intimidad. Evidentemente la anatomía del hombre y de la mujer es diferente y, por tanto, los urinarios también lo serán; pero lo que no considero correcto es que, cuando la naturaleza llama, en un caso la intimidad brille por su ausencia mientras que en el otro esté prácticamente asegurada (salvo en lugares indeseables en los que no tienen la más mínima vergüenza ajena)

Siempre se ha dicho, por supuesto, que la mentalidad del hombre y la mujer son, en este aspecto, completamente diferentes y, así como la mujer suele ser bastante decorosa y vergonzosa en estos casos, los hombres solemos ser más relajados e incluso condescendientes en ese aspecto. No lo considero una excusa válida, ya que, como se suele decir, de todo hay en las viñas del señor y los tiempos cambian. Evidentemente, también cuenta aquí la educación y las costumbres recibidas, gracias a las cuales las mujeres se sienten en principio incómodas al compartir ese espacio y momento personal con desconocidas, mientras que los hombres, al estar acostumbrados, no deberíamos darle importancia. Pero, ¿quién ha dicho que eso sea así?.

Otro detalle relacionado con los aseos públicos que viene siendo bastante frecuente es que la mujer de la limpieza entre a hacer su faena mientras los hombres estamos haciendo uso de ellos. Aunque es evidente que la mujer ha de hacer su trabajo, considero ésto una falta de respeto y una invasión tremenda a la intimidad, en muchos casos permitida tristemente y asimilada como algo normal. ¿No sería menos intrusivo, por ejemplo, contratar a un hombre para limpiar los aseos masculinos, cerrarlos momentáneamente mientras se procede a su limpieza o efectuarla cuando no se usen?

Más aún: dada la separación en sexos de los lavabos (habitaciones completamente diferentes para los lavabos masculinos y los femeninos), podemos inferir que no se trata de una mera vergüenza hacia un extraño, sino más bien hacia el sexo opuesto, cuyo origen sea probablemente la atracción supuestamente ejercida hacia las zonas púdicas por alguien de distinto sexo. Ahora bien, dado que en los tiempos que corren podemos encontrarnos tanto con varones como mujeres homosexuales, no encuentro razón alguna para extender esa privacidad a miembros del mismo sexo. (Quiero aclarar aquí que, aunque respeto a los y las homosexuales, me sentiría incómodo haciendo uso del urinario justo al lado de un gay, exacamente del mismo modo que me sentiría incómodo al lado de una mujer).

Una última reflexión... ¿será simplemente que lo estoy viendo desde el punto de vista masculino? ¿Qué opinan los lectores (y lectoras) de este blog acerca de este asunto? ¿Usan los lectores los urinarios o prefieren los habitáculos? ¿Se sentirían las lectoras coartadas si mientras ellas hacen uso del baño entrara el hombre de la limpieza?

domingo, 9 de diciembre de 2007

Cámaras de Seguridad

Es bien conocido por todos: lugares que son blanco fácil de asaltos (tales como bancos o congresos) necesitan sistemas de seguridad especiales. Una de esas medidas son las cámaras de seguridad. El objetivo es claro y sencillo: en el caso de que el resto de medidas fallaren, siempre podríamos revisar las cámaras como indicios o pruebas para poder bien esclarecer lo sucedido o bien incriminar al culpable. Sin embargo, con los tiempos que corren, tras un ataque de histeria colectiva y argumentado que es por nuestra seguridad, últimamente estos sistema de vigilancia -llamémoslo así, porque es en lo que consiste ahora- empiezan multiplicarse y proliferar como hongos. Últimamente podemos encontrar cámaras en las calles, los parques, colegios, taxis u hoteles. Lo que empezó como un elemento de seguridad se ha convertido en un espía, una impune invasión a nuestra intimidad.

Aquí se puede argumentar que, estando en un sitio público, sin haber nada que esconder, no deberíamos preocuparnos por las cámaras. Contesto yo varias cosas: 1) Bien diferente es que otras personas alrededor pasen cerca sin prestar importancia a ser observado (y grabado) por un elemento mecánico, dirigido por rostros invisibles y 2) no es necesario estar haciendo algo malo para desear un poco de intimidad. Necesariamente preocupante (como informa la Agencia Española de Protección de Datos en sus informes acerca de la videovigilancia) es, además, que estamos siendo grabados sin nuestro consentimiento, sin nuestro conocimiento y de forma anónima. Además, las grabaciones pueden acabar en Internet, dando lugar al fisgoneo e incluso al voyeourismo. Aparte de la incomodidad que representa, aclarar que todo lo mencionado es ilegal.

Así pues, lo que sucede finalmente es que, escondidas bajo la excusa de proporcionar una cierta "seguridad", las cámaras consiguen espiar y difundir todo tipo de imágenes. Usted está tomando un café o está paseando y al mismo tiempo puede ser observado por miles de personas. Nos hemos convertido, sin saberlo, en participantes de un Gran Hermano a escala mundial. Como se puede leer aquí, llegamos a límites en los que toda nuestra jornada laboral puede ser observada, grabada y almacenada a escondidas y sin ningún tipo de pudor. Lo que en principio debería ser manejado por empresas de seguridad privada se expande de forma irremisible sin ningún tipo de licencia. La intimidad y la privacidad desaparecen en nuestra sociedad, simplemente porque empezamos no dándole importancia y acabamos renunciando a nuestros derechos. No puedo terminar sin mencionar unas palabras muy acertadas que se pueden escuchar en el discurso de V de Vendetta (cursivas mías):
Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabas. Ahora, tienes censores y sistemas de vigilancia que nos coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos. ¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estás buscando un culpable, sólo tienen que mirarse al espejo. ¿Por qué lo hiciste?, Porque tenías miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades. Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual lider. Os prometió orden, os prometió paz. Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.
Además de las cámaras privadas, el Estados observa por su cuenta. Y la sofisticación imparable de los sistemas de captación y difusión de imágenes hacen cada vez más difícil el control. La intimidad está, finalmente, perdiendo la batalla que libra desde hace años contra la seguridad. Quizá incluso ahora mismo aparezca usted en Internet mientras lee este blog en el bar de la esquina de su casa.