domingo, 11 de noviembre de 2007

Cómo Volar a los EEUU

Como prometí en mi anterior post, aquí van unas ligeras reflexiones acerca de lo que sucede si se viaja a los Estados Unidos. Simplemente a modo de ejemplo de lo que puede ser esa paranoia que -espero- no se extienda por el resto de los países. No contentos con las -en mi opinión- abusivas medidas de seguridad, existen otras medidas especiales que cualquier viajero debe cumplir (más bien acatar, diría yo) si quiere entrar en alguno de los estados de los EEUU.

En primer lugar llama la atención la necesidad de poseer un pasaporte de lectura mecanizada. Si tenemos la mala suerte de que nuestro pasaporte no es de ése tipo (algo bastante probable, si ha sido expedido en cierto rango de fechas, no precisamente alejado) deberemos pedir que nos expidan otro modelo de pasaporte. Y digo yo, ¿qué sentido tiene poseer un pasaporte si no permite viajar al extranjero? ¿Cómo se puede expedir y cobrar por éste documento si no sirve para su propósito?

Cuando se sube al avión, se pide que rellenemos un impreso, dependiendo del tipo de viaje que estemos haciendo. Si, por ejemplo, venimos de España y queremos hacer una visita al país de, digamos, una o dos semanas de duración, debemos cumplimentar el denominado formulario I94W, de glorioso color verde. Cuando se lee uno no sabe si reír o llorar. Cito aquí algunas de las frases que podemos encontrar:
¿Ha sido usted arrestado o condenado por alguna infracción o delito de depravación moral [...] o pretende entrar en los Estados Unidos para realizar actividades criminales o inmorales?

¿Ha estado o está implicado en actos de sabotaje o espionaje o sabotaje; actividades terroristas; genocidios, o participó en algún modo entre 1933 y 1945 en persecuciones relacionadas con la Alemania nazi o sus aliados?

[...] ¿Ha obtenido o intentado obtener un visado o la entrada en Estados Unidos por medios fraudulentos o dando información falsa?

¿Ha detenido, retenido o impedido la custodia de un niño que corresponda legalmente a un ciudadano de los Estados Unidos?

¿Realmente piensan que alguien va a contestar afirmativamente a alguna de estas preguntas? Más aún cuando en la Declaración se firma que se ha rellenado el impreso según el mejor saber y entender del abajo firmante... ¿Significa eso que, en cualquier caso, siempre podremos alegar que "en ese momento no me acordaba"? Evidentemente, esto puede ser motivo de una sonrisa que se congela y palidece en el momento que leemos el siguiente recuadro:

Renuncia de Derechos: Por la presente renuncio al derecho a solicitar la revisión de la decisión del oficial de inmigración acerca de mi admisión en los Estados Unidos, o a apelarla, o a impugnar cualquier acto de deportación que no sea por razón de una solicitud de asilo.

Dicho en plata: como al oficial le entre entre ceja y ceja que no entramos en los EEUU, porque tenga un mal día o porque no se le ocurra una excusa mejor, ya podemos prepararse para volver en el siguiente vuelo, si hay suerte. Esta cláusula que en cualquier contrato sería considerada por cualquier juez como abusiva, se muestra en este documento sin ninguna vergüenza.

Y, por supuesto, cuando se llega a la aduana y se puede proceder a ingresar felizmente en el país, después de una serie de explicaciones al oficial, no podremos evitar ser fotografiados y que nuestros datos y huellas dactilares sean tomados, como si de vulgares sospechosos se tratara. Aunque claro, pensándolo bien y viendo otras cosas, parece que aquello de la presunción de inocencia pasó hace tiempo a la historia.

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