sábado, 29 de diciembre de 2007

El Cachete Corrector

Durante esta última semana estamos escuchando o leyendo en varios medios de comunicación que el famoso cachete corrector de los padres hacia los hijos va a ser suprimido por el congreso. Podemos verlo, por ejemplo, aquí o aquí. La noticia no deja de ser pintoresca, en primer lugar porque no tenía yo ni idea de que el gobierno democrático pudiera dictar normas dentro de las casas particulares hasta estos extremos y en segundo lugar porque es evidente que el cachete, dado adecuadamente, no es ni por asomo una acción de maltrato, como muchos podrían aludir.

Lamentablemente, ésto no es sino la punta del iceberg. Hemos pasado en pocos años de una sociedad en la que la educación era demasiado severa y estricta, en la que no había lugar para el trato amigable y en la que hasta el más tierno retoño era tratado y se le exigía tratar de usted, a una sociedad completamente permisiva en la que los padres han pasado a ser "amigos", los maestros se convierten en "colegas" y así, sucesivamente. Sin término medio, hemos acabado en una situación en la que ya no existe el más mínimo respeto y parece que todo sean derechos, sin ningún tipo de obligación: es la cultura del "todo vale", donde los menores tienen todo tipo de libertades sin ningún tipo de represalias.

Sobre este tema me llega, vía una amiga y lectora de este blog, este interesantísimo vídeo que recomiendo encarecidamente. En él, se escucha la intervención de de D. Emilio Calatayud Pérez, Juez de Menores de Granada, en la V Tertulia del Consejo Escolar de La Comunidad de Madrid: "Familia y Escuela ante la Prevención de Conductas de Riesgo". Con un lenguaje llano y claro, pero no por ello carente de rigor, nos expone lo que está sucediendo al respecto:



Y desde luego, es evidente que algo falla cuando acaba siendo normal que unos chavales graben en el móvil a otro al que le dan una paliza. O que un padre acuda enfurecido al centro escolar para exigir a un profesor explicaciones por haber castigado a su hijo con lo bueno que él es, que nunca haría nada malo. O cuando alguien con el derecho al voto recién estrenado farda delante de sus amigos poniendo su Audi, BMW o Mercedes a 150Km/h en carretera. Algo falla, y creo que todos sabemos lo que es... Tiemblo sólo de pensar qué puede suceder cuando éstos sean los que eduquen a la siguiente generación.

jueves, 20 de diciembre de 2007

A Vueltas con el Canon

Se veía venir. Es casi la noticia del día, como se puede leer por ejemplo aquí, aquí o aquí. No importa lo que pensemos la vasta mayoría de ciudadanos, no sucede nada si, de pronto, la Constitución desaparece y, sin demostrarlo, nos culpabilizan a todos de un delito común. El gobierno parece estar de acuerdo en padecer un oportuno ataque amnésico y olvidar el artículo 24 de la Constitución Española (negritas mías):
2. Asímismo todos tienen derecho [...] a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia [...]
Sí, mis queridos lectores: volvemos al canon. No sólo eso, sino que ahora habremos de pagar todavía un poquito más. Claro, hay que entenderlo: con las nuevas tecnologías, tenemos una capacidad de almacenamiento masiva (¿Por qué será, sin embargo que me imagino a mí mismo en unos pocos años riendome de unos míseros cientos de Gigas que, creía, eran una barbaridad?) y las capacidades de compresión propician que lo usemos aún mejor (claro, es evidente, que con la compresión no se pierde información ni calidad, nótese el tono irónico)

Así pues, móviles y MP3 subirán de precio gracias a este invento revolucionario. Las cantidades son pequeñas, dice Jesús Caldera en un comunicado. Claro, pequeño es el precio de 12 euros por un disco duro, 3,15 euros por un MP3 o los casi 8 euros de una impresora de inyección de tinta (eso si no nos vamos a las copiadoras profesionales, en las que se pagará la irrisoria cantidad de hasta 227 euros). Las nuevas tarifas pueden verse, por ejemplo, aquí. Eso es lo que hay que pagar... ¿por qué? Yo, personalmente, aún no lo tengo claro, aparte del afán recaudatorio de cierta empresa sin ánimo de lucro que todos conocemos. Parece ser que van a imponer unas tasas a cualquier objeto que sea capaz de almacenar, reproducir, copiar, o distribuir información. Miedo me da pensar que a veces escribo en el dorso de mi mano para recordar algo... ¿le impondran también un canon a mi mano?

Sí, señores. Pagaremos, pagaremos y volveremos a pagar, y para postre seremos tratados como delincuentes. Y mientras tanto, ciertos españolitos que no componen una canción desde la década de los 70 estarán cobrando derechos de autor cuando yo escuche una canción de, por ejemplo, Metallica, como si tuviera algo que ver la velocidad con el tocino. Y si el canon es una "compensación por piratería", a mí realmente no me salen las cuentas. Como dicen varios eslóganes, "Ya que me haces pagar, déjame copiar", y "una ley que hace culpables a más del 50% de los españoles no puede ser buena".

Aprovecho para apoyar desde aquí a la web www.todoscontralecanon.com en la que se explica de forma clara y objetiva todo lo relacionado con el tema, y animo a lectores y lectoras a apoyar la causa... aunque, por lo que parece, en esta "democracia" tienen más peso 100 firmas de unos cuantos interesados que más de un millón y medio de firmas de gente de a pie.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Baños Públicos

Siempre me ha resultado curioso que en los baños públicos las mujeres dispongan siempre de un habitáculo privado mientras que los hombres (a no ser que necesitemos disponer nuestras posaderas para ciertos menesteres más pudientes) comúnmente tengamos un simple urinario situado a escasos centímetros del siguiente, carentes de todo decoro y con nula intimidad. Evidentemente la anatomía del hombre y de la mujer es diferente y, por tanto, los urinarios también lo serán; pero lo que no considero correcto es que, cuando la naturaleza llama, en un caso la intimidad brille por su ausencia mientras que en el otro esté prácticamente asegurada (salvo en lugares indeseables en los que no tienen la más mínima vergüenza ajena)

Siempre se ha dicho, por supuesto, que la mentalidad del hombre y la mujer son, en este aspecto, completamente diferentes y, así como la mujer suele ser bastante decorosa y vergonzosa en estos casos, los hombres solemos ser más relajados e incluso condescendientes en ese aspecto. No lo considero una excusa válida, ya que, como se suele decir, de todo hay en las viñas del señor y los tiempos cambian. Evidentemente, también cuenta aquí la educación y las costumbres recibidas, gracias a las cuales las mujeres se sienten en principio incómodas al compartir ese espacio y momento personal con desconocidas, mientras que los hombres, al estar acostumbrados, no deberíamos darle importancia. Pero, ¿quién ha dicho que eso sea así?.

Otro detalle relacionado con los aseos públicos que viene siendo bastante frecuente es que la mujer de la limpieza entre a hacer su faena mientras los hombres estamos haciendo uso de ellos. Aunque es evidente que la mujer ha de hacer su trabajo, considero ésto una falta de respeto y una invasión tremenda a la intimidad, en muchos casos permitida tristemente y asimilada como algo normal. ¿No sería menos intrusivo, por ejemplo, contratar a un hombre para limpiar los aseos masculinos, cerrarlos momentáneamente mientras se procede a su limpieza o efectuarla cuando no se usen?

Más aún: dada la separación en sexos de los lavabos (habitaciones completamente diferentes para los lavabos masculinos y los femeninos), podemos inferir que no se trata de una mera vergüenza hacia un extraño, sino más bien hacia el sexo opuesto, cuyo origen sea probablemente la atracción supuestamente ejercida hacia las zonas púdicas por alguien de distinto sexo. Ahora bien, dado que en los tiempos que corren podemos encontrarnos tanto con varones como mujeres homosexuales, no encuentro razón alguna para extender esa privacidad a miembros del mismo sexo. (Quiero aclarar aquí que, aunque respeto a los y las homosexuales, me sentiría incómodo haciendo uso del urinario justo al lado de un gay, exacamente del mismo modo que me sentiría incómodo al lado de una mujer).

Una última reflexión... ¿será simplemente que lo estoy viendo desde el punto de vista masculino? ¿Qué opinan los lectores (y lectoras) de este blog acerca de este asunto? ¿Usan los lectores los urinarios o prefieren los habitáculos? ¿Se sentirían las lectoras coartadas si mientras ellas hacen uso del baño entrara el hombre de la limpieza?

domingo, 9 de diciembre de 2007

Cámaras de Seguridad

Es bien conocido por todos: lugares que son blanco fácil de asaltos (tales como bancos o congresos) necesitan sistemas de seguridad especiales. Una de esas medidas son las cámaras de seguridad. El objetivo es claro y sencillo: en el caso de que el resto de medidas fallaren, siempre podríamos revisar las cámaras como indicios o pruebas para poder bien esclarecer lo sucedido o bien incriminar al culpable. Sin embargo, con los tiempos que corren, tras un ataque de histeria colectiva y argumentado que es por nuestra seguridad, últimamente estos sistema de vigilancia -llamémoslo así, porque es en lo que consiste ahora- empiezan multiplicarse y proliferar como hongos. Últimamente podemos encontrar cámaras en las calles, los parques, colegios, taxis u hoteles. Lo que empezó como un elemento de seguridad se ha convertido en un espía, una impune invasión a nuestra intimidad.

Aquí se puede argumentar que, estando en un sitio público, sin haber nada que esconder, no deberíamos preocuparnos por las cámaras. Contesto yo varias cosas: 1) Bien diferente es que otras personas alrededor pasen cerca sin prestar importancia a ser observado (y grabado) por un elemento mecánico, dirigido por rostros invisibles y 2) no es necesario estar haciendo algo malo para desear un poco de intimidad. Necesariamente preocupante (como informa la Agencia Española de Protección de Datos en sus informes acerca de la videovigilancia) es, además, que estamos siendo grabados sin nuestro consentimiento, sin nuestro conocimiento y de forma anónima. Además, las grabaciones pueden acabar en Internet, dando lugar al fisgoneo e incluso al voyeourismo. Aparte de la incomodidad que representa, aclarar que todo lo mencionado es ilegal.

Así pues, lo que sucede finalmente es que, escondidas bajo la excusa de proporcionar una cierta "seguridad", las cámaras consiguen espiar y difundir todo tipo de imágenes. Usted está tomando un café o está paseando y al mismo tiempo puede ser observado por miles de personas. Nos hemos convertido, sin saberlo, en participantes de un Gran Hermano a escala mundial. Como se puede leer aquí, llegamos a límites en los que toda nuestra jornada laboral puede ser observada, grabada y almacenada a escondidas y sin ningún tipo de pudor. Lo que en principio debería ser manejado por empresas de seguridad privada se expande de forma irremisible sin ningún tipo de licencia. La intimidad y la privacidad desaparecen en nuestra sociedad, simplemente porque empezamos no dándole importancia y acabamos renunciando a nuestros derechos. No puedo terminar sin mencionar unas palabras muy acertadas que se pueden escuchar en el discurso de V de Vendetta (cursivas mías):
Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabas. Ahora, tienes censores y sistemas de vigilancia que nos coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos. ¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estás buscando un culpable, sólo tienen que mirarse al espejo. ¿Por qué lo hiciste?, Porque tenías miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades. Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual lider. Os prometió orden, os prometió paz. Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.
Además de las cámaras privadas, el Estados observa por su cuenta. Y la sofisticación imparable de los sistemas de captación y difusión de imágenes hacen cada vez más difícil el control. La intimidad está, finalmente, perdiendo la batalla que libra desde hace años contra la seguridad. Quizá incluso ahora mismo aparezca usted en Internet mientras lee este blog en el bar de la esquina de su casa.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Propiedad Privada

España, año 2007. Después de unas cuantas guerras, desórdenes y revoluciones sociales, el método de gobierno que los acontecimientos históricos nos han dado a vivir es un sistema capitalista. Bajo este concepto, el capital predomina sobre el trabajo como elemento productor y creador de riqueza, existe el libre mercado y la propiedad privada desempeña un papel fundamental. Así pues, en resumidas cuentas, si tenemos el capital necesario, podemos comprar un objeto (una vivienda, una finca, un terreno,...) y convertirlo en algo de nuestra propiedad. Usted lo compra, es suyo.

Sin embargo, parece que ésto último no está demasiado claro. Tomemos por ejemplo una vivienda. Es una de las cosas que (ya ha sido mencionado antes, aún siendo derecho constitucional) no resulta excesivamente barata (tómese ésto casi en tono humorístico, dado que a estas alturas decir que la vivienda está cara es casi "quedarse corto"). Pues bien, dado el concepto de propiedad privada podríamos decir que, una vez adquirida, ya es nuestra, y podemos disponer de ella hasta el momento en el que la queramos vender.

Nada más lejos de la verdad. Lo que sucede en realidad es que, además de pagar por su precio en el mercado, cada año hay que pagar al gobierno una cierta cantidad en calidad de contribución (y digo yo, ¿no se podría llamar también alquiler?) de modo que si fallamos, nos podríamos ver privados de nuestra queridísima "propiedad privada". Lo mismo sucede si, en un momento dado, el gobierno necesita de los terrenos en los que se encuentra dicha vivienda por cualquier razón (llámese excusa, que no ha de ser necesariamente cierta, como ha sido comprobado innumerables veces). Nada más sencillo que desalojar al ocupante, dándole a cambio una ligera (e irrisoria) compensación económica que viene regida por el valor catastral (y ya sabemos todos que, a la primera de cambio, éste concepto no es indicativo alguno del valor real de la vivienda).

Más aún, es realmente penoso que el hecho de no pagar íntegramente por ella nos excluye automáticamente del derecho a la posesión. Esto podría parece lógico a primera vista, pero es finalmente llevado a límites tan absurdos como haber pagado durantes varios años una ingente cantidad de dinero (cientos de miles de euros, lo que antes podrían ser millones de pesetas) y después de tan gran esfuerzo falten unas cuantas centenas de euros, por la razón que sea (la vida no es nada estable, y menos para el grupo de personas que deciden comprar una primera vivienda) y por ello nos desalojen, nos quiten la vivienda y nos quedemos en la calle.

No sé los lectores de este blog, pero la opinión del autor tras esta pequeña reflexión es que el concepto de propiedad privada se quedó finalmente en eso, en un concepto. Y finalmente estamos en un sistema en el que debemos comprar la propiedad, pagar un alquiler al gobierno y esperar que éste no necesite de ella y nos la arrebate. Perdón... ¿Eso no sucedía en el comunismo?

sábado, 24 de noviembre de 2007

Esos Ruidosos Vecinos

No es infrecuente encontrar vecinos que, haciendo uso de una gran amabilidad por su parte, nos permiten ahorrarnos el dinero en comprarnos una radio o aparato de música. Es tanto así que resulta realmente sencillo poder escuchar música cuando les apetece. No importa si en ese momento queremos leer un libro, dormir o simplemente relajarnos tras un día estresante: ahí está nuestro bien amado vecino dispuesto a compartir el nuevo disco de dance music, techno o heavy metal que le han comprado (*). Dentro de esta categoría se encuentran un grupo de vecinos a los que bien parece no importarles la hora o bien han decidido vivir con el horario de Singapur. El resultado puede llegar en algunos casos a ser equivalente a vivir al lado de una discoteca 24/7 (abierta 24 horas al día, siete días a la semana)

Existe otra categoría de vecinos en la que podemos englobar aquellos que se despiertan a las seis de la mañana y parecen usar zapatos de tacón en vez de zapatillas para andar por la casa, los que con gran afán (pero con mayor indecisión) parecen cambiar diariamente el mobiliario a las horas más intempestivas, los que se encargan de utilizar maquinaria pesada (llámese lavadora decimonónica o máquina de coser de la abuela) a partir de medianoche, y los grupos de personas con una demostrada deficiencia auditiva que son incapaces de mantener una conversación o escuchar el televisor sin que se les oiga perfectamente tras varios muros de distancia. No hay que desesperar por eso: en esta loca jungla nadie se quedará sin ruidos.

Entiendo que muchas veces no es culpa del vecindario: Un problema que está incrementando cada vez más en las viviendas de nueva construcción es que en variadas ocasiones, aún con un nivel sonoro absolutamente normal y comprensible, podemos oír todo el ruido al otro lado del muro debido al escaso espesor de éste: paredes de doble cámara, fibra de vidrio, aislantes y materiales similares que convenientemente nos separaban del vecino en todos los aspectos han dado paso a un tabique separador isomorfo al papel de fumar que, aunque nos permite disfrutar de unos centímetros más, a cambio nos ofrece una separación efectiva nula.

Expertos lo confirman: el material del que están constituidos hoy en día los tabiques tiene unas propiedades tales que, aunque (como todo sólido) atenúan la mayor parte del sonido, también actúan en resonancia con los graves, de modo que siempre oiremos el tamboreo constante de la música techno, los golpes secos y otros ruidos similares. Más aún, un curioso efecto es que si dejamos un espacio abierto el sonido puede entrar perfectamente; mientras que si lo cerramos, convertimos la estancia en una caja resonante de modo que acabamos igual o peor. Son cosas que los arquitectos deberían conocer perfectamente y a lo que, sin embargo, parecen hacer caso omiso. Al respecto, propongo que, tras construir un espacio, los arquitectos vivieran una temporada bajo el techo de su propia obra. Posiblemente se lo pensarían dos veces para la próxima ocasión.
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(*) Entiéndase que no tengo nada en contra de estos tipos de música, pero resulta claro que hay ciertos estilos que no son aptos en general cuando alguien trata de relajarse o descansar.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Yahoo!... ¿Respuestas?

La idea es buena. Tenemos una duda, le damos vueltas a la cabeza durante un tiempo y no hayamos la respuesta. Buscamos información en internet, navegamos en los foros y, aun así, seguimos sin encontrar la solución a nuestra incógnita. O simplemente los medios tradicionales, como las enciclopedias, diccionarios o libros de consulta que puedan haber en las bibliotecas fallan. Es aquí donde entra Yahoo! Respuestas: Si hay una duda que no puede resolver de otro modo, pregunte, y entre el resto de usuarios habrá alguien que conozca la respuesta y se la pueda indicar.

Hasta aquí bien. Como siempre, la teoría es muy bonita. Incluso parece estar bien pensado: se ofrece la posibilidad de dejar la pregunta abierta un cierto tiempo a múltiples respuestas; de éste modo se pueden comparar y contrastar y finalmente el usuario puede seleccionar la que mejor le parece. Más aún, hay un buscador y una selección por temas, de modo que es sencillo encontrar si la pregunta que se tiene ha sido ya formulada. Sin embargo, aquí acabó lo bueno. Cuando uno quiere usar este sistema lo que encuentra es una gran inutilidad y un abuso por parte de los diferentes usuarios. De este modo, lo que descubrimos es un gran vacío de preguntas realmente interesantes o constructivas seguido de una gran cantidad de bobadas, tonterías, preguntas absurdas, peticiones de opiniones e intentos de solucionarse la vida por el modo sencillo. Veamos algunos ejemplos:

Es ingente la cantidad de preguntas cuya estructura básica es "ayúdenme a resover ésta ecuación" (como ésta o ésta). Similar también la cantidad de problemas básicos (de nivel de ESO) cuya solución se pide (aquí o aquí) que evidentemente revelan que su autor es vago un jovenzuelo que recurre a este tipo de artimañas antes que intentar resolver por sí mismo los deberes que le ponen en clase. También abundan las preguntas de aquellas personas que ni se han molestado en buscar un mínimo de información previa en un buscador cualquiera: alguien que busca un traductor o descargar un programa. No faltan personas que preguntan el funcionamiento de "Yahoo! Respuestas" usando el propio "Yahoo! Respuestas". Atónito me dejan. Y, dicho sea de paso, con ganas de contestar "Los deberes los haces tú solito".

No faltan por supuesto otros usuarios que enuncian preguntas irrelevantes basados en una profunda ignorancia,("¿En qué estás pensando ahora mismo?"), dándonos a entender que no superan la década de vida ("Si tomo a los camellos prisioneros, me dejarán los reyes una bicicleta?") o que no pasa de ser una mera opinión ("¿Cuál es tu superheroe favorito, Supermán o Spiderman?", "¿Cuánto pesa el alma?") o basadas en la superstición (Hay, horror, una sección basada en el horóscopo). Por supuesto, muchas de las preguntas o respuestas incluyen una bonita colección de faltas ortográficas y gramaticales para aliñar todo el asunto.

No cuesta mucho darle un vistazo a la web para darse cuenta de las grandes chorradas, imbecilidades, preguntas básicas y tomaduras de pelo que hay entremezcladas con preguntas de las que se podría hallar solución con un mínimo esfuerzo. Pero claro, es mucho más fácil dejar la pregunta y que otros la busquen por tí. Dicho de otro modo: lo que podría ser una gran herramienta de conocimiento (digna de rivalizar con la propia wikipedia) se transforma en un foro de ignorantes en donde los usuarios parecen ser en su mayoría no sólo menores de edad sino incluso niños que no superan la década de edad o personajes carentes de seriedad o espíritu constructivo que se contentan con saber las más soberanas estupideces. En definitiva: un ejemplo a no seguir.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Cómo Volar a los EEUU

Como prometí en mi anterior post, aquí van unas ligeras reflexiones acerca de lo que sucede si se viaja a los Estados Unidos. Simplemente a modo de ejemplo de lo que puede ser esa paranoia que -espero- no se extienda por el resto de los países. No contentos con las -en mi opinión- abusivas medidas de seguridad, existen otras medidas especiales que cualquier viajero debe cumplir (más bien acatar, diría yo) si quiere entrar en alguno de los estados de los EEUU.

En primer lugar llama la atención la necesidad de poseer un pasaporte de lectura mecanizada. Si tenemos la mala suerte de que nuestro pasaporte no es de ése tipo (algo bastante probable, si ha sido expedido en cierto rango de fechas, no precisamente alejado) deberemos pedir que nos expidan otro modelo de pasaporte. Y digo yo, ¿qué sentido tiene poseer un pasaporte si no permite viajar al extranjero? ¿Cómo se puede expedir y cobrar por éste documento si no sirve para su propósito?

Cuando se sube al avión, se pide que rellenemos un impreso, dependiendo del tipo de viaje que estemos haciendo. Si, por ejemplo, venimos de España y queremos hacer una visita al país de, digamos, una o dos semanas de duración, debemos cumplimentar el denominado formulario I94W, de glorioso color verde. Cuando se lee uno no sabe si reír o llorar. Cito aquí algunas de las frases que podemos encontrar:
¿Ha sido usted arrestado o condenado por alguna infracción o delito de depravación moral [...] o pretende entrar en los Estados Unidos para realizar actividades criminales o inmorales?

¿Ha estado o está implicado en actos de sabotaje o espionaje o sabotaje; actividades terroristas; genocidios, o participó en algún modo entre 1933 y 1945 en persecuciones relacionadas con la Alemania nazi o sus aliados?

[...] ¿Ha obtenido o intentado obtener un visado o la entrada en Estados Unidos por medios fraudulentos o dando información falsa?

¿Ha detenido, retenido o impedido la custodia de un niño que corresponda legalmente a un ciudadano de los Estados Unidos?

¿Realmente piensan que alguien va a contestar afirmativamente a alguna de estas preguntas? Más aún cuando en la Declaración se firma que se ha rellenado el impreso según el mejor saber y entender del abajo firmante... ¿Significa eso que, en cualquier caso, siempre podremos alegar que "en ese momento no me acordaba"? Evidentemente, esto puede ser motivo de una sonrisa que se congela y palidece en el momento que leemos el siguiente recuadro:

Renuncia de Derechos: Por la presente renuncio al derecho a solicitar la revisión de la decisión del oficial de inmigración acerca de mi admisión en los Estados Unidos, o a apelarla, o a impugnar cualquier acto de deportación que no sea por razón de una solicitud de asilo.

Dicho en plata: como al oficial le entre entre ceja y ceja que no entramos en los EEUU, porque tenga un mal día o porque no se le ocurra una excusa mejor, ya podemos prepararse para volver en el siguiente vuelo, si hay suerte. Esta cláusula que en cualquier contrato sería considerada por cualquier juez como abusiva, se muestra en este documento sin ninguna vergüenza.

Y, por supuesto, cuando se llega a la aduana y se puede proceder a ingresar felizmente en el país, después de una serie de explicaciones al oficial, no podremos evitar ser fotografiados y que nuestros datos y huellas dactilares sean tomados, como si de vulgares sospechosos se tratara. Aunque claro, pensándolo bien y viendo otras cosas, parece que aquello de la presunción de inocencia pasó hace tiempo a la historia.

martes, 6 de noviembre de 2007

Seguridad en los Aeropuertos

Leo en algunos medios de comunicación noticias que me dejan boquiabierto: Por un lado, en Europa se está comenzando a pensar en implantar medidas de seguridad en los aeropuertos similares a las de los Estados Unidos (véase aquí, por ejemplo); esto es, por ejemplo, tomar los datos de todos aquellos que entren en la UE (con la posibilidad de almacenarlos hasta cinco años). Curiosamente, éste sistema no estará centralizado, así pues cada país se encargaría de sus propios registros, causando así más de un quebradero de cabeza a los visitantes. Por otro lado, en EEUU se está comenzando a probar un escáner de cuerpo entero (véase la web de la Transportation Security Administration) que permite tomar imágenes cercanas a lo que se veía en Desafío Total (Arnold Schwarzenegger, 1990). Además, en el Reino Unido proponen obligar a los pasajeros a usar pequeños chips o dispositivos de radiofrecuencia para mantener localizados a los viajeros en el aeropuerto.

Y todo esto es, "por supuesto", para velar por nuestra propia seguridad. Se trata de evitar los ataques terroristas, que nadie pueda subir con elementos peligrosos (armas, explosivos, sustancias inflamables...) o pueda poner en peligro al resto de los pasajeros (véase la web de aena) Esto está muy bien. En teoría. Pero en realidad esto se traduce en grandes colas, retrasos e incomodidades que conllevan la desesperación y la ira de los viajeros. Porque a la hora de la verdad, cuando estas medidas de seguridad se verifican (véase el caso del aeropuerto de Albany, Nueva York por ejemplo aquí), cinco de cada siete tests fallan y el resultado que se obtiene es que se confisca el agua pero los explosivos pasan cómodamente. Algo "normal", según indican los propios agentes.

Y realmente, las supuestas medidas de seguridad son un fiasco. Estudios realizados objetivamente demuestran que lo único que consiguen es provocar una falsa sensación de seguridad, sin aumentar ésta significativamente. Cualquiera puede darse cuenta: No dejan pasar líquidos en envases de más de 100ml pero puedes llevar hasta un litro sumando varios de estos envases. Tampoco se pueden llevar objetos contundentes pero en las zonas duty free se venden grandes botellas de licores que, no sólo son bien contundentes sino que además llevan más de 100 mililitros. Y si es por miedo a los explosivos plásticos, éstos se pueden llevar en envases mucho más pequeños. Además, tanta paranoia cuando sería perfectamente posible activar cierto dispositivo desde un ordenador portátil que dejan subir y manejar en los aviones. Seguro que, tras tanta medida de seguridad, los realmente malintencionados podrían encontrar mil maneras de hacer lo que quisieran (y más teniendo en cuenta los fallos expuestos anteriormente).

Y además hablo con conocimiento de causa: en uno de los múltiples viajes en avión que he hecho, estábamos hablando del tema y un compañero apostó a que podría pasar los controles con un tenedor (objeto punzante y, por tanto, prohibido) que había conseguido en un transbordo. Efectivamente, durante sucesivos embarques nos tuvimos que quitar los zapatos, el cinturón, a uno de nosotros le inspeccionaron el equipaje de mano, con lo que casi pierde la conexión, sufrimos varios cacheos por el personal de seguridad y, sin embargo, el tenedor llegó finalmente sano y salvo al destino.

En resumen: los sistemas de seguridad impuestos en los aeropuertos son sumamente absurdos, no incrementan realmente la seguridad y sí violan cada vez más la intimidad de los viajeros y les provocan grandes incomodidades, largas esperas y colas en lo que parece ser también parte de negocio para los duty free y tiendas que se encuentran una vez se pasan los controles. Próximamente: cómo volar a los Estados Unidos.

lunes, 29 de octubre de 2007

Cambio Horario

El pasado domingo, como viene siendo habitual todos los años, cambiamos al horario de invierno y retrasamos todos los relojes en una hora para supuestamente ahorrar energía. Usted probablemente durmió una hora más o, si tuvo mala suerte, trabajó una hora más. Lo que sí que está claro es que es un engorro recordar el evento (aunque afortunadamente, suelen avisar por los medios de comunicación), cambiar de hora todos los relojes de la casa y volver a partir de ahora al hogar cuando ya ha anochecido, sencillamente porque se ha cambiado la hora. Por no hablar, por supuesto, de trastornos en el reloj biológico y del sueño, especialmente en niños y ancianos.

El cambio de hora comenzó a generalizarse a partir de 1974, cuando por la primera gran crisis del petróleo algunos gobiernos decidieron adelantar una hora los relojes durante los meses de más luz para reducir el consumo de electricidad. En 1981 se adoptó una primera directiva comunitaria, que fue renovada cada cuatro años hasta que en enero de 2001 el Parlamento y el Consejo Europeo dieron carácter indefinido al cambio horario, de manera que el último domingo de marzo los relojes se adelantan una hora y se retrasan lo mismo en el último de octubre.

¿Es cierta la excusa que cita la Unión Europea? ¿Ahorramos energía con esta medida? Tal vez en el resto de Europa, en los países nórdicos lo hagan, pero en España la misma Red Eléctrica Española corrobora que el ahorro es del 0.5%, considerado irrelevante. Esto viene del hecho de que, la luz que ahorramos por la mañana, la gastamos por la noche. Más aún, en muchas empresas las luces permanecen siempre encendidas, haya o no luz solar. Así pues, ¿qué significado tiene el cambio horario?


Es evidente que el efecto que este cambio pueda tener no es el mismo en situaciones geográficas diferentes; incluso en el mismo país descubrimos desavenencias: a la misma hora podemos encontrarnos con que en Pontevedra es de día mientras que en Barcelona ya ha anochecido. Algo parecido sucede entre localizaciones situadas a diferente latitud. Si miramos un mapa de husos horarios, vemos que sería geográficamente más lógico si España, Francia, Luxemburgo y los Países Bajos compartieran el mismo huso que actualmente posee Portugal. No rompería la unidad de la UE ya que actualmente ésta ya posee diferentes husos y otras regiones de extensión similar (EEUU, Canadá, Australia) utilizan el mismo procedimiento sin ningún tipo de problema.

En definitiva, parece que el cambio horario no es tan provechoso como nos quiere vender y, sin embargo, sí causa desavenencias y más molestias que beneficios. Además, la demarcación de husos horarios políticos no es tan razonable como podría ser. Pero claro, como dijo M Toharia, director del Museo de las Ciencias de Valencia, "Lo que pasa es que a la Unión Europea le costó muchos decenios llegar a un acuerdo, y ahora va a costar otro tanto o más deshacerlo, a pesar de algunos intentos por parte, entre otros, de Francia".

miércoles, 24 de octubre de 2007

Eructos, Flatulencias y Tabaco

Antes de empezar este post propiamente dicho, aclarar que ante todo quiero disculparme ante todos los posibles lectores que sean fumadores educados, que respeten a los demás y apaguen el cigarro en cuanto exista la más remota posibilidad de molestar a los que se encuentran a su alrededor. Dicho esto, atacaré al resto de fumadores en el contexto de una extraña educación cívica. Veamos ante todo qué quiero decir con esto: hay actos o fenómenos que no causan molestia o, si lo hace, ésta es mínima y en nuestra cultura están vistos como de mala educación; mientras que otras maneras que no sólo molestan sino que está comprobado que son dañinas se ven como algo natural.

Tomemos es caso de una flatulencia. Todo el mundo sabe lo que es, todos las hemos "sufrido en silencio" y sabemos que las buenas maneras consisten en disimularlas o evitarlas lo mejor posible en público. Sin embargo, veamos cuán peligrosa es una flatulencia: los principales constituyentes son gases inodoros: nitrógeno, oxígeno, metano (producido por microbios anaerobios), dióxido de carbono (producido por mocrobios aerobios), e hidrógeno. El olor proviene de trazas de otros constituyentes (a menudo derivados del azufre). El principal constituyente es el nitrógeno y no el metano, como comúnmente se cree. Por lo que se ve, productos muy dañinos... ¿verdad?

El eructo, similarmente, es la liberación de gas del tracto digestivo (principalmente del esófago y estómago), a través de la boca. El aparato digestivo produce gases con la desintegración del alimento, y el eructo se produce cuando una burbuja de aire queda en el estómago, y ha de ser liberada. De nuevo, vemos que los gases que se liberan en ésta acción parecen ser terriblemente dañinos...

Vayamos ahora con el tabaco. En un cigarrillo podemos encontrar nicotina (sumamente tóxica, 50 miligramos vía intravenosa pueden causar la muerte), alcaloides (tales como nornicotina, oxinicotina, nicotirina o ácido nicotínico), monóxido de carbono (en una cantidad similar a la emitida por un tubo de escape; esto es, del orden de decenas de miles partículas por millón), irritantes e incluso sustancias como alquitrán o derivados. Además, el humo del tabaco constituye el más importante contaminante exógeno ambiental y produce unas 4700 sustancias de las cuales sabemos que por lo menos 60 son decididamente cancerígenas.

¡Vaya, qué sorpresa, por lo que parece el humo del tabaco no es nada en comparación con un eructo o una flatulencia! (nótese el tono evidentemente irónico de este comentario). Entonces, cabe preguntarse... ¿por qué molesta tanto que alguien expela gases en público y sea considerado algo de muy mala educación mientras que está públicamente aceptado y consentido el acto de fumar? ¿No es, en los tiempos que corren, un sinsentido? ¿No deberíamos reconsiderar este hecho? Para finalizar, aunque no se debe hacer ninguna de estas dos cosas, y a título personal, considero menos nocivo estornudar a alguien en la cara (cuando no se está resfriado, obviamente), que tirarle el humo a los ojos (cosa que sí he visto hacer, y mucho)

miércoles, 17 de octubre de 2007

Máquinas Epilépticas

Pongámonos en la situación: entramos con unos cuantos colegas en un bar, nos sentamos en una de las mesas disponibles y pedimos unas cervezas con unos cacaos y unas patatas bravas. Hasta aquí todo perfecto... hasta que nos percatamos de ésa máquina traga perras de la esquina. Muy bonita ella, con esos colores tan vivos que la caracterizan tan bien: primero se mueven de un lado a otro, cambian la tonalidad y finalmente, en un desenfreno de locura, hacen varios flashes repetidos en los que puedes ver todo el espectro varias veces en un segundo. Yo no tengo ningún problema con ello, afortunadamente, pero hay personas que pueden sufrir ataques de epilepsia con esos episodios rápidos de transiciones lumínicas. (epilepsia fotosensitiva)

Y no es algo que suceda con las máquinas traga perras: miles de anuncios de neón que los viandantes se pueden encontrar por la calle utilizan la rápida sucesión de colores y un parpadeo para atraer y llamar la atención. Lo mismo ocurre muchas veces con anuncios en televisión e incluso en varias escenas de acción en películas. Vayamos donde vayamos las luces se convierten en un espectáculo donde la mayor variabilidad se convierte en el gran reclamo del momento. Y sí, es cierto, muchas veces llaman la atención; pero yo me pregunto... ¿Se tienen en cuenta las patologías que podrían derivad de un mal uso de estas luces?

Aún recuerdo (no hace tanto) cuando varios siños sufrieron ataques de epilepsia tras ver cierta serie de dibujos animados japonesa. En los manuales de los videojuegos avisaban (casi en la última página, como si fuera algo que quisieran ocultar) que algunas escena del juego en cuestión podrían contener rápidos centelleos que podrían afectar a epilépticos. Incluso recomendaban a aquellas personas que no presentaran síntomas que tomaran precauciones (véase, por ejemplo, aquí):
Ciertas personas (aproximadamente una de cada 4.000) pueden sufrir ataques o desmayos al recibir destellos o patrones de luz como los que se producen al ver la televisión o jugar a videojuegos, incluso aunque no hayan sufrido nunca un ataque. Quien haya padecido alguna vez un ataque, pérdida de consciencia o cualquier otro síntoma relacionado con la epilepsia debería consultar a su médico antes de jugar a un videojuego. Se recomienda a los padres que vigilen a sus hijos mientras juegan con videojuegos. Deja de jugar y consulta a un médico si tú o tu hijo experimentáis alguno de estos síntomas: convulsiones, espasmos oculares o musculares, pérdida de consciencia, alteración de la visión, movimientos involuntarios o desorientación.
Pues bien... como se ha mencionado, no son los videojuegos el único sitio donde podemos encontrar este tipo de imágenes parpadeantes. Aún en plena calle, nos vemos expuestos a cantidad de fenómenos que pueden dar lugar a un ataque. Pero parece que eso no preocupa. Como siempre, debe haber una cabeza de turco para que el resto del negocio siga adelante, aunque los afectados sigan sufriendo igual que siempre. He aquí una receta infalible: ponga usted un culpable (si en realidad es inocente, mucho mejor), preséntelo a las masas, deje que descarguen sobre él toda su rabia y siga manejando la masa a su antojo.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Vivencias: El Bonobús

Aunque en mi anterior post comenté que el hecho de contar vivencias personales no sería más que un caso aparte en este blog, esta entrada en el blog de Valadrem me ha recordado un caso delirante que también me ocurrió hace un par de años. Él nos cuenta el - no tan extraño - caso en el que cierto político promete algo que luego no cumple. Yo contaré lo que sucede en el improbable caso de que ésto sí que acabe cumpliéndose. Ambas situaciones están relacionadas con el abono transporte. Sin embargo, vayamos por orden y veamos primero lo que nos cuenta Valadrem.

Según el periódico El Mundo (edición del 6 de mayo de 2007), la validez del Abono Transporte Joven iba a ser ampliada en Madrid hasta los 23 años. Dicha noticia se encuentra tanto en el antetítulo como en el cuerpo propio de la nota de prensa. Sin embargo, hoy, más de cinco meses más tarde (suma y sigue, según este post vaya envejeciendo), la validez del título sigue siendo hasta los 21 años, como se puede comprobar en la web del Consorcio de Transportes de Madrid. Más aún, si el afectado (porque no se le puede llamar de otro modo) tiene la mala suerte de cumplir a finales de año, la validez queda restringida a los 20 años, pudiendo perder hasta seis meses de derecho al Abono Joven. ¿Dónde queda pues la noticia, o la promesa que se hizo? ¿Cuánto tiempo hay que esperar?

Para alivio de muchos (y terror de otros) diré que la situación no mejora cuando las promesas se cumplen. Yo tuve la mala suerte de comprar unos cuantos abonos varios días antes de que finalmente ofrecieran transporte gratuito a estudiantes. (Que no se asuste nadie, sencillamente el servicio era tan absurdamente pésimo que cualquier precio resultaba caro: algunas veces valía la pena ir andando, algo terrible, teniendo en cuenta que en ese caso teníamos que desplazarnos por el arcén de una carretera comarcal). Por supuesto, ni carteles en el autobús, ni paneles informativos ni nada semejante; nos enterábamos porque le preguntábamos al conductor al ver que algunos entraban enseñando su carné. En caso contrario, el empleado cobraba billete aún viéndonos con los mochilones, libros y otros enseres que evidenciaban nuestra ocupación como estudiantes.

Evidentemente, con varios abonos en mano que ya no me servían de nada, procedí a rellenar una instancia pidiendo que, dadas las circunstancias, me devolvieran el importe de los mismos, si procedía. Ahí es donde empezó una singular lucha particular. Ya sabía que cosas de palacio van despacio, pero seis meses más tarde aún no había recibido respuesta, así que con la copia de la instancia, pregunté acerca del asunto. Tras varias vueltas por el ayuntamiento, varias fotocopias y una mañana perdida, me prometieron que se harían cargo y me contestarían en breve. Varios meses más tarde seguía sin recibir respuesta y mi prioridad pasó de obtener la devolución del dinero a conseguir una contestación legal a mi solicitud. Más fotocopias, caminatas y esperas entre despacho y despacho e incluso algún funcionario que nada más verme ya sabía qué era lo que quería y parecía mofarse con la situación. Finalmente, nada de nada.

Mi indignación, como cabe esperar, era total. Tenía la impresión de que los ciudadanos no teníamos voz, ni siquiera mediante actos legales como instancias o similares. Si eso sucedía con cosas banales, ¿teníamos alguna posibilidad como vecinos ante algún evento de importancia? Por fortuna, me enteré de que en la emisora de radio local había un programa para exponer dudas y quejas a la alcaldesa en persona. Me pareció una buena oportunidad, tanto porque así ella se ocuparía personalmente como porque todos los oyentes se enterarían de la importancia que realmente teníamos de cara a la alcaldía. He de decir que, aunque hablé con propiedad y educación, también dejé las cosas bien claras.

El hecho pareció ser un éxito. La alcaldesa me citó en su despacho y prometió solucionar el problema. Así pues, me dirigí a la alcaldía y cuando entré, varias personas me recibieron. Una de ellas era el archiconocido funcionario y otras eran mujeres. Como no recordaba la cara de la alcaldesa, pregunté por ella (usando su nombre, en vez de su cargo público). Nadie contestó y se quedaron mirando unos a otros... hasta que el funcionario hizo cara de recordar algo y dijo, "Ah, sí, claro, es ella", señalando a una de las mujeres. No era un buen comienzo, desde luego. De nuevo, la alcaldesa prometió, prometió y prometió; y salí de allí convencido de que había sido engañado de nuevo, como así resultó ser.

El dinero de los abonos ya era agua pasada. Aquello ya era algo mayor, un reto personal, conseguir que el ayuntamiento hiciera caso a sus ciudadanos. A las personas que pagan sus impuestos, a las personas que les votaron (o no, pero eso es secreto) en las elecciones, a las personas por las que y para las que se supone que trabajan. Seguí acudiendo al ayuntamiento cuando tenía tiempo para reclamar mis derechos, conté la historia a todas las personas con las que me encontraba, difundí la noticia, dejé trabajar al boca a boca y, al final, un día después de dos años de presentar la primera instancia, no se me pregunte cómo, conseguí que ingresaran el dinero correspondiente a los abonos en mi cuenta.

viernes, 5 de octubre de 2007

Vivencias: Renovación del DNI

Un vistazo a este blog me ha recordado mi propia experiencia cuando, hace un par de años, tuve que renovar mi DNI (y, por cierto, aproveché para obtener mi pasaporte). Parece que no soy el único que se encontró con ciertos problemas así que, a modo de offtopic, y sin que sirva de precedente, dejaré las quejas formales para comentar de primera mano mi experiencia personal en este aspecto. Como buen ciudadano, antes de efectuar un papeleo burocrático, y aprovechando que dispongo de muchas fuentes informativas (léase, conexión a internet), me dedico primero a averiguar qué resulta necesario para renovar mi Documento Nacional de Identidad, por ejemplo aquí o aquí. Así pues, como es una renovación rutinaria, llevo mi DNI y las dos fotos a la jefatura de policía, con el ánimo de renovarlo.

Ése día lo podía descontar directamente del trabajo, así que decidí levantarme temprano y, si tenía suerte, podría trabajar durante la tarde. No es tan sencillo: como muchos de los lectores sabrán, lo más sencillo es encontrarse una cola bastante larga, aún llegando a horas tan tempranas como las 7 ó las 8 de la mañana. Éso fue, efectivamente lo que hallé. Armado de paciencia, pues, tomé número y esperé pacientemente mi turno. Como no había espacio suficiente en la sala, nos tocó esperar en la calle. Aún así, parecía que la cola avanzaba y podría logar mi objetivo. Nada más lejos de la realidad: a eso de las once, hora del almuerzo, la gente dejó de pasar y allí nos quedamos, todavía en la calle, bajo el sol, esperando que nos tocara el turno. Si la cola iba mermando era sencillamente porque la gente se desesperaba y de iba.

A eso de la una y media del mediodía llegó el acabose. Un uniformado salió a la calle y nos informó a los que llevabamos esperando cerca de seis horas que, sintiéndolo mucho, se habían acabado los números para ese día y que, por favor, intentáramos volver otro día. Yo, que me había informado anteriormente, le comenté que no estaba de acuerdo con eso y que en ningún sitio había encontrado que hubiera un cupo máximo, o algún impedimento como el que ponía. Después de una pequeña discusión, volví a casa, enfurecido.

No quedó ahí la cosa, por supuesto, y ahora viene el consejo. Llamé al ministerio y les expuse mi caso. Efectivamente, tal como había leído, lo que habían hecho en la comisaría no era del todo correcto y me preguntaron si aún estaba allí. Les respondí que no y me indicaron que volviera allí y que, si me ponían alguna traba, les informara que había llamado a ese teléfono. Así lo hice y esto es lo que sucedió al entrar en comisaría:
Policía: ¿Buenas tardes, qué desea?
Yo: Venía a renovar mi DNI y, de paso, sacarme el pasaporte
Policía: Lo sentimos, pero se han terminado los números y no podemos hacer más peticiones. Tendrá que volver mañana
Yo: Bueno, pero he llamado a tal teléfono y me han dicho que...

Asombrosamente, tras pronunciar esas palabras, un policía apareció bajando las escaleras, con un papelito en la mano y dijo:
Policía 2: Perdón, creo que alguien se ha dejado este número. Puede subir arriba, que enseguida le atendemos.

Moraleja: Antes de efectuar algún papeleo burocrático, vale la pena informarme bien de los derechos, porque muchas veces, como no sabemos que los tenemos, pueden usarlo para quitarse trabajo de encima o esquivar las responsabilidades. Esto, lamentablemente, sucede en muchas ocasiones.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Arte Moderno

Al bajar la taza de café esta mañana, sentado en una mesa en el restaurante de un hotel, mi vista se ha dirigido a uno de esos cuadros que suelen poblar las paredes de estos lugares. El objeto era de lo más simple: un lienzo pintado de marrón en la mitad inferior y de azul en la mitad superior, con la firma del pintor en una de las esquinas. Mi reacción inmediata ha sido pensar que yo también quiero ser pintor, y conseguir vender por un buen pellizco ese tipo de "obras".

Cuadros abstractos, esculturas retorcidas y, en general, todo tipo de arte moderno, están repartidos por todas partes y es difícil encontrar a alguien que no haya pensado nunca al ver uno de estos objetos, "pero... ¿esto es arte?" El lienzo más curioso que he visto nunca era uno en blanco, con un título similar a "falta de inspiración" (sic); y sí, estaba en un museo. No faltan tampoco las noticias en las que se indica que ciertas obras falsas (pintadas por niños o tal vez consistentes en unos cuantos garabatos) han conseguido filtrarse en los museos entre las obras de grandes "genios".

Dirán los expertos que lo que sucede es que no entendemos de arte. Pues no señor, no entendemos. Pero cuando vemos el David de Miguel Ángel nos maravillamos; nos deleita ver cualquiera de las obras de Goya y podemos llegar a emocionarnos con el Guernica.; y si además un entendido nos explica el contexto histórico y todas las características de la obra, el objeto se convierte de una absoluta maravilla. Sin embargo, por mucho que usted me explique que en un cuadro abstracto las lineas horizontales significan la armonía y las manchas momentos de enfado del autor, como mucho me verá usted exclamar un "ah, pues vale".

Y sin embargo ese tipo de cuadros llenan salas de espera, hospitales, y lo que es peor, galerías de arte.Discúlpenme ustedes, pero hay una gran diferencia entre arte (El fusilamiento del 2 de mayo, La Puerta de Brandenburgo), la belleza en la geometría (Relativity, Cubo Imposible) y unos puros garabatos (Klee, Vaca Abstracta). Yo, personalmente, me quedo con los dos primeros.

martes, 18 de septiembre de 2007

Retraso Enorme...

Dicen por ahí que las siglas de RENFE significan en realidad "Robamos, Estafamos, y Nunca Fuimos Engañados"; otros aseguran que son "Retraso Enorme, Necesitamos Fuerza Empuje". No sé con cuál de las dos me quedaría yo, pero sí es cierto en en demasiadas ocasiones a uno le da que pensar acerca del significado oculto de las siglas. Esta mañana ha sido una de esas situaciones. Leo (véase por ejemplo aquí o aquí) que Renfe ofrece un servicio por el cual envía SMS a los usuarios que lo soliciten para informarles de los retrasos en sus cercanías. Muy bien, pero ahora viene la sorpresa: por lo que parece, piensan cobrar 0.17 euros por el... ¿servicio? Casi me dan ganas de olvidarme de las siglas y quedarme con la tonadilla "retraso enorme, necesitamos cobrarte un poquito más"

Cuando uno viaja al extranjero se da cuenta de que lo típico es encontrarse un panel luminoso en un lugar perfectamente visible de la estación en el que se informa de los próximos trenes, el destino, el tiempo previsto de llegada y si hay alguna incidencia, restraso o comentario adicional. Esto no sucede solamente en la estación principal, sino en todas, incluso en aquel apeadero casi olvidado, dejado de la mano de dios. En España la situación parece completamente diferente: cóbrese por realizar un servicio y, si por alguna razón éste se realiza de forma pésima, en vez de pedir disculpas y reportar una compensación, lo que se hace es justo lo contrario: cobrar de nuevo. Ya me imagino el negocio del siglo: cuantos más atrasos más cobrarán para informar de los atrasos, con lo cual les convendrá degradar el servicio cada vez más (si es eso posible, a estas alturas, claro).

Hagamos uso de la razón: pensemos justo lo contrario de lo que quieren hacer. ¿No sería mucho más lógico si tuvieran paneles informativos y, en caso de retraso, informaran convenientemente, justificando y además subsanando económicamente al usuario perjudicado? Por cierto, si indagamos un poco en la página web de Renfe (no efectúo el link por cuestiones legales), podremos encontrarnos con ciertas incongruencias con lo previamente dicho. Cito desde las condiciones generales del viajero:
9. Derechos de los Viajeros
Los viajeros de los servicios ferroviarios de Cercanías tienen, entre otros, los siguientes derechos:
- A recibir el servicio en las adecuadas condiciones de calidad y seguridad.
- A ser informados de los procedimientos establecidos para resolver las controversias que puedan surgir en relación con el transporte ferroviario.
- A ser indemnizados de los perjuicios que se les causen, en caso de incumplimiento por RENFE-Operadora de las obligaciones que le corresponden.

24. Modificación de Horario
RENFE-Operadora anunciará de forma anticipada los cambios de frecuencias de paso de trenes en las distintas Líneas.

26. Indemnizaciones
Salvo por causa de fuerza mayor, el viajero afectado por cancelación, interrupción o retraso del viaje, tendrá derecho a recibir la indemnización correspondiente.

Creo que está bastante claro, ¿no?

martes, 11 de septiembre de 2007

Democracia

He aquí la opinión del gran dibujante Quino acerca de la democracia (se puede pinchar en la imagen para ampliarla):



No se puede ser más explícito. realmente es absolutamente cierto que, una vez acaban ciertos eventos (como por ejemplo, las elecciones), el poder del pueblo queda reducido a su mínima expresión. ¿Qué poder tenemos nosotros, como ciudadanos, además de elegir a las personas que supuestamente nos representarán, tomarán decisiones por nosotros y en nuestro nombre, y harán y desharán durante los siguiente cuatro años?. Como mucho, la participación en alguna votación adicional, de poca importancia o en la que nuestra decisión acabe siendo, al final del proceso, completamente intrascendente.

Cierto, podemos presentar instancias, manifestarnos, y si no podemos enviar nuestras quejas directamente a la cabeza visible del gobierno, es simplemente por el caos que se formaría. En gran medida, esto me parece perfectamente correcto. No obstante, nuestra participación resulta muy limitada: normalmente la burocracia es lenta, muy lenta (en contraste, por cierto, con las estrictas restricciones y plazos a los que nos vemos sometidos los ciudadanos); y eso en el caso de que al final se obtenga algún resultado.

En la mayor parte de las situaciones se nos excluye claramente de las decisiones que conllevan cierta relevancia o incluso se posterga la discusión hasta fechas insospechadas. Es perfectamente comprensible que nosotros no tenemos ideas perfectamente claras acerca de ciertos temas y que ellos están mejor documentados (léase una sonrisa irónica) pero..., ¿hasta cuándo hemos de esperar para que se discuta seriamente acerca de problemas que nos afectan tales como la vivienda, la inmigración ilegal, la vulneración de nuestros derechos, etcétera? Al final, parece que se sigue aplicando la consabida ley de "todo para el pueblo, pero sin el pueblo"

Así pues, parece que la soberanía del pueblo consiste en situaciones puntuales en las que el objetivo que se persigue no es más que intentar engañar y manipular a las masas para lograr no una mejor representación o un mayor beneficio para la mayoría, sino un claro beneficio al grupo que en teoría debería representarlos. Y no nos engañemos... en este punto nos podemos olvidar de idealismos políticos, porque todos son iguales...

viernes, 31 de agosto de 2007

Potenciadores del Sabor

Último día de Agosto. Para muchas personas el preludio de la vuelta al trabajo y del síndrome post-vacacional. A muchos les apetece una sandía bien fresca y jugosa, tal vez una horchata, o cualquier otra bebida refrescante, típica del verano. Hay que aprovechar hasta el último momento. Abrimos el frigorífico, cogemos el refresco de nuestra elección y nos preparamos para disfrutar. Cuál no es nuestra sorpresa cuando descubrimos que los insípidos sabores con los que nos encontramos no tienen nada que ver con los que disfrutabamos hace apenas unos años.

Y es que las cosas han cambiado mucho últimamente. Más demanda, más producción, y por supuesto, un empeoramiento en la calidad final del producto. Hoy día cualquier fruta o verdura tiene un sabor mucho más difuminado que antes, muchos productos parecen ser aguachirle y algunos (como ciertos yogures) incluso ponen en dificultades al catador cuando trata de descubrir el gusto de lo que está consumiendo. Por lo visto hemos llegado al punto en el que nos encontramos con extravagancias como yogures con sabor a fresa y fresas con sabor a nada.

Resulta muy sencillo hacer un pequeño experimento, si se tiene la suerte de poseer un pequeño campo o algún conocido que lo tenga. Se trata simplemente de comprar un tomate, pimiento, berenjena o cualquier producto de la tierra y compararlo con el que ofrece en cualquier supermercado o hipersuperficie. Desde luego éstos últimos tienen un aspecto inmaculado y brillante, que casi parece rozar la perfección; pero una vez descubierta la pulpa, arrancada la piel o abierto el vegetal, nos damos cuenta de que la apariencia externa no es sino una mera falacia y que el producto campestre, mucho más ennegrecido, deforme, y deslucido, es el que más deleite proporciona al paladar.

Es el precio del progreso, por lo que parece. Hoy, cuando miramos los ingredientes de cualquier producto, nos encontramos con una serie de aditivos, colorantes, conservantes, potenciadores del sabor y demás elementos extraños que, en condiciones normales, nos alarmaría: Donde antes se usaba un edulcorante ahora nos encontramos con un enigmático E959, los que antes echaban un poco de harina o maizena para espesar el caldo hoy pueden hallar (entre otros) un misterioso E440 o quien use una encimera de gas deberá comprar botellas de E943. Todo este aparente caos se lo debemos al Sistema internacional de numeracion (SIN) para aditivos alimentarios.

Evidentemente no todo son desventajas y hoy en día disfrutamos de muchos más productos y variedades de las que teníamos antes, pero... particulamente, dudo mucho de que nuestras bisabuelas echaran una pastilla de caldo a la paella o al cocido para que salieran gustosos, y sin embargo, después de tanto esfuerzo, aún no he encontrado esas manzanas reinetas con ese sabor tan peculiar o esa sandía tan jugosa con las que disfrutaba cuando era pequeño.

jueves, 23 de agosto de 2007

Noticias de Segunda Mano

Nunca me he fiado de las noticias. No es que no quiera estar informado de lo que sucede a mi alrededor, si no que siempre he pensado que los informativos tergiversaban las crónicas a su antojo. Esto no es nuevo: desde siempre los periódicos y noticiarios se han caracterizado por su partidismo. Algunos enfocando la noticia desde su punto de vista, otros aludiendo sólo a ciertos eventos y silenciando o incluso alterando otros; destruyendo, por supuesto, la objetividad que debería ser la base fundamental de la noticia.

Lo que sí que es nuevo (o por lo menos un fenómeno que desde hace poco se está usando con más frecuencia) es el hecho de repetir varias veces la misma noticia varias veces durante el mismo programa, aún más, durante varios días consecutivos, copiarla de otros medios (a veces, varios días después) o incluso hacer un simple corta-y-pega desde la página web o el recorte de prensa donde se mostraba la información originalmente: Últimamente se está poniendo de moda el mostrar ante las cámaras la pantalla de un ordenador donde está escrita la noticia. Así, el único trabajo que resta hacer es leer en voz alta mientras el televidente ve cómo se va seleccionando el texto que interesa.

El peor caso, sin embargo, lo encontré con la última visita de Benedicto XXVI a Valencia. Era realmente estresante ver cómo los informativos añadían una sección propia para tal acontecimiento y cada mediodía empezaban diciendo "faltan [...] días" para a continuación comentar durante varios minutos las "interesantísimas" actividades que se hacían en torno al evento. Ni al fútbol en sus buenos tiempos dedicaban tanto tiempo. Y así, durante 100 días...

Parece además que últimamente también se considera noticia para un informativo lo que antes se tomaba como prensa rosa y actualmente no es difícil encontrar en periódicos serios lo que antes era terreno de las páginas del Hola, Lecturas o similares. Siguiendo esa tónica encontramos también aplastantes títulos amarillistas que nada tienen que ver con la noticia posterior, noticias de relleno o extrañas explicaciones de las que no sabes discernir si se trata de una noticia, un anuncio o un publirreportaje.

Todo eso, claro está, sin contar con un gran clásico: la gran cantidad de errores o las barbaridades que, por falta de conocimiento o simple vagancia de no querer comprobar las fuentes o los datos, se cometen de forma absolutamente impune (véase por ejemplo, malaprensa). ¿Es eso un trabajo profesional? Yo respondería con un rotundo no. Mi opinión es bien clara: si un día no hay noticias, que los editores se ajusten a la realidad y acorten el espacio del informativo o quiten páginas del periódico. Como decían por ahí, en el frasco pequeño se guarda la buena confitura.

jueves, 16 de agosto de 2007

Campañas de sensibilización

Cada gota cuenta. Tu papel es importante.... Parece que últimamente ha surgido la moda por parte del Gobierno de sensibilizarnos acerca de la importancia de nuestros actos: Nos recuerdan que un cristal roto o un cigarro mal apagado en la cuneta pueden ser causa de un incendio forestal; nos advierten de que podemos ahorrar miles de litros de agua si simplemente cerramos bien el grifo, nos duchamos en vez de bañarnos o esperamos hasta llenar la lavadora; o nos recomiendan que apaguemos los LEDs de los electrodomésticos para economizar varios megawatios-hora.

Desde luego no voy a negar que el objetivo es bien loable y digno de admiración; y desde luego, si estas medidas se muestran aunque sea mínimamente eficaces, resultan claramente convenientes. Sin embargo, cabe destacar el doble juego con el que parecen actuar: mientras que dan a entender que el papel que tiene cada particular es muy grande, las grandes empresas, compañías y firmas, e incluso el gobierno mismo, parecen quedar al margen. No nos engañemos: las entidades que más gastan, contaminan y se despreocupan son las que menos se tienen en cuenta.

Citemos varios ejemplos: ¿De qué sirve ahorrar unos cuantos centímetros cúbicos de agua si unos cuantos días después ciertas obras rompen una tubería general con el resultado de varios hectómetros cúbicos por segundo de agua desaprovechados, rotura que no se arregló hasta pasadas varias semanas, tras múltiples quejas de los vecinos? ¿Para qué vamos a apagar el LED del televisor y ahorrar unas escasas centenas de watios-hora si mientras tanto miles de instituciones se han dejado las luces de los despachos encendidas? ¿Por qué reciclar esos cuantos papeles si cada día recorren nuestras ciudades miles de panfletos publicitarios, propaganda y similares, cuyo destino es perfectamente conocido y no precisamente tan halagüeño?

Así pues, me veo de nuevo ante una doble moral: por un lado la increíblemente bienintencionada campaña de sensibilización (destinada al sector de la población que menos puede hacer estadísticamente); por el otro, la (¿absoluta?) dejadez que existe en torno a los sectores que realmente tienen en sus manos el poder de cambiar realmente los resultados. ¿De qué sirve entonces la concienciación social? Evidentemente, como se suele decir, más vale poco que nada pero, ¿tan difícil es hacer ese poquito extra para que los resultados sean muchísimo mejores?

Para finalizar, dejaré el caso que, aunque se sale de nuestras fronteras, considero que ejemplifica de modo más claro lo que quiero decir: ¿De qué sirve el protocolo de Kyoto si el país que más contamina no está adherido a él? ¿Cuánto no se podría mejorar si los Estados Unidos hicieran el esfuerzo por no contaminar? Pero como siempre, lamentablemente, lo que prima es el dinero

martes, 24 de julio de 2007

Tengo una Pregunta Para Vd.

A decir verdad, más de una, si se me permite. Así que - emulando cierto programa televisivo que, en mi opinión, debería repetirse con cierta periodicidad, contrastando además las respuestas que se hubieran dado en emisiones anteriores - voy a dejar caer una serie de preguntas. Evidentemente, como suele decirse, ni son todas las que están, ni están todas las que son. Algún día los políticos deberían responder este tipo de respuestas sin lanzarse a enrevesados rodeos para acabar eludiendo la cuestión. Pero claro, entonces ya no serían políticos. Ahí van:

- ¿Dejaría usted que existiera una organización en España que se autodenominara 'sin ánimo de lucro' que nos cobrara por usar productos que ni siquiera son suyos, usando para ello una excusa completamente inconstitucional que se salta a la torera la presunción de inocencia de los españoles?

- ¿Permitiría usted que miles (por no decir millones) de jóvenes que desean emanciparse, parejas que desean formar una familia, personas que por cuestiones laborales han de desplazarse, tuvieran que seguir viviendo con sus progenitores o familiares, alquilar junto con desconocidos, u olvidarse de tener descendencia porque la generación posiblemente más preparada de las últimas décadas dispone de un sueldo mínimo, un trabajo precario para poder afrontar la gran burbuja inmobiliaria?

- ¿En serio se extrañaría usted de que en España la edad de emancipación sea la más tardía en los últimos años y además terriblemente retrasada comparada con el resto de Europa después de comprobar cómo ciertas empresas disfrutan de las ventajas del contrato temporal y utilizan a expertos pero "sin experiencia previa", a veces míseramente pagados, a veces ni eso, hasta que se termina el período de pruebas, momento en el que la empresa procede al despido del infeliz para contratar otra víctima y continuar el proceso?

- Si le digo que el gasto que se destina a la educación, la cultura, la tecnología, ciencia, desarrollo e investigación es de aproximadamente unos 4.000 millones de euros en 2007, posiblemente pensará que es un gasto enorme. Pero, ¿no le resulta ciertamente terrible gastarse más de 23.000 millones de euros en industria armamentística y en gasto militar (ver aqui)? ¿No sería mucho más loable construir un país ilustre donde se exportaran ideas, patentes, tecnología; un país que fuera observado como una fuente de cultura, investigación y desarrollo? ¿O es que estamos en guerra (fria o no) y no nos hemos enterado?

miércoles, 18 de julio de 2007

Televisión

Hace unos días apareció en el periódico la noticia acerca del Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia adelantándose así en parte (o, visto de otro modo más optimista, dando pie) a una crítica que tenía ya tiempo rondando en mi mente: el "buenhacer" de la televisión pública. En los últimos años se ha producido una degradación de forma exponencial en el contenido de la programación y se va cumpliendo la ley de que a más canales disponibles, menos oferta que valga la pena.

Empecemos por el hecho de que la televisión pública la pagamos, en mayor parte, entre todos vía impuestos. A cambio obtenemos programas tan "fructíferos" y "educativos" como "Salsa Rosa", "Gran Hermano", "El Diario de Patricia", "A tu Lado" y más telebasura que, por lo visto, nadie ve y que, sin embargo, tiene más audiencia que una lluvia de billetes. Porque está claro que a nadie le importa si nosequién sale con nosecuál o como dos completos desconocidos cuentan su vida por el puro morbo de tener unos minutos de... ¿gloria?

Sobre el Código de Autorregulación, con el que empezaba el artículo (véase aquí), simplemente decir que hay una cierta dicotomía: por un lado es evidente que programas telebasura, como los mencionados anteriormente, o que tengan cierta violencia, contenido sexual o lenguaje obsceno, no son los más adecuados para emitir cuando el público es mayormente infantil. Por otro lado, la televisión no es un sistema educativo y debería corresponder a los padres adecuar su uso como más convenga y no simplemente para dejar a los hijos frente a la caja tonta (nunca mejor llamada así que en los tiempos que corren) y ahorrarse los cuartos en una niñera.

Sobre el último punto, cabe además destacar la doble moral a la que nos enfrentamos: ¿De qué sirve censurar el lenguaje soez en algunos programas cuando éste se utiliza sin cesar en el programa siguiente? ¿Por qué censurar escenas de violencia ficticia cuando al minuto siguiente tenemos en noticiarios u otros violencia gratuita, esta vez verídica? ¿Tanto pudor a la hora de mostrar imágenes con cierto contenido sexual cuando enseguida llega el tele-bodrio usando el sexo como herramienta básica para captar audiencia?

Por cierto. Parece que la televisión está en crisis y va perdiendo audiencia por culpa de Internet y las videoconsolas... ¿será cierto? No soy un experto en el tema, pero voy a dejar caer una propuesta: tal vez la gente deje de ver televisión por no soportar media hora de publicidad cada veinte minutos de película. O al vez sea por evitar los bodrios mencionados. O porque el último estreno que emitieron fue cuando Constantino Romero tenía melena. O porque las fórmulas para reality shows, concursos y similares son siempre las mismas y, admitámoslo, ya cansan. Pero claro, lo más fácil es siempre echar las culpas a los demás.

jueves, 12 de julio de 2007

Las Siete Maravillas del Mundo

El pasado 07/07/07 (la fecha, que ya se las trae, parece más digna de un libro de Dan Brown que de un acto realmente formal) se dieron a conocer las nuevas siete maravillas del mundo. Antiguamente, éstas eran La Gran Pirámide de Giza, Los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, La Estatua de Zeus en Olimpia, El Sepulcro de Mausolo (Mausoleo) en Halicarnaso, El Coloso de Rodas y El Faro de Alejandría. Parece ser que, como de todas ellas, sólo queda en pie la pirámide de Giza, a alguien (al suizo Bernard Weber, para ser más exactos) se le ocurrió hacer una nueva lista.

El procedimiento es sencillo: Este personaje creó la organización New Open World Foundation, organizadora del evento. A partir de aquí, cualquier persona podía votar siete candidatos de una lista preparada por la institución. Después de una primera tanda de votaciones se eligieron los 21 candidatos (múltiplo de siete, por supuesto), de entre los cuales, mediante una segunda tanda de votaciones se eligieron los siete finalistas. Las votaciones se podían hacer por correo electrónico o por SMS y cada persona podía votar tantas veces como quisiera.

Digámoslo desde el principio: esto no pasa de ser una soberana estupidez. No importa la cantidad de gente que haya movilizado; desde el principio el proyecto no fue más que el capricho personal de un millonario, sin aval alguno por parte de expertos en la materia ni la UNESCO (que tildó la idea de "fundada en los medios y sin argumentaciones coherentes"). Tal como ha sido presentado, este proyecto carece de rigor científico. Hay que definir criterios lógicos, evaluar la calidad de las candidaturas, definir el contexto histórico y, en definitiva presentar todo tipo de argumentos lo más objetivos y razonadamente posibles para poder discriminar entre las obras que merecerían ocupar este puesto. Existen expertos (catedráticos en historia del arte, academias nacionales de bellas artes, museos de arte) que serían las personas y/o entidades idóneas para evaluar estos criterior. Pero no. Se ha dejado que la masa (sin conocimientos artísticos y profundamente influenciada por multitud de motivos) decidan a golpe de SMS cuáles son las nuevas maravillas del mundo.

Más aún. ¿Por qué elegir siete monumentos? Las razones que da el propio Weber son ambiguas y más propias de corrientes cabalísticas y metafilosóficas (por decir algo fino) que críticas. Digamos simplemente que es un intento de seguir la tradición: Clásicamente han sido siete y la idea de mantener ese número no carece de cierta belleza. Sin embargo, debemos plantearnos la funcionalidad de esta cantidad hoy en día. El número de creaciones realmente emblemáticas y dignas de admiración ha crecido a lo largo de la historia, no solo debido al paso del tiempo sino también debido al inmenso desarrollo que han sufrido la arquitectura, la escultura, la pintura y, en general, todas las ramas del arte. Con toda la creación del ser humano a lo largo de la historia, limitar el número de obras a siete es algo absolutamente ridículo.

Respecto a la metodología para utilizada para la elección, dos hechos saltan inmediatamente a la vista: dado cómo está repartida la tecnología (punto de acceso para la votación) es evidente imaginar que grandes sectores de la población mundial quedan automáticamente excluídos del voto. Pero claro, parece pensar el organizador, "si carecen de medios, su opinión tampoco debe resultar demasiado importante, así que realmente no importa, ¿no?" Por otro lado, conociendo quienes son los grandes usuarios de esos medios, no puedo evitar imaginarme un grupo de chavales en la edad del pavo (o menores aún) compitiendo a ver quién nomina más veces la burrada más grande. (Según F. Calvo, catedrático de Historia del Arte, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y antiguo director del Museo del Prado, "Por este método podría salir elegido el estadio Santiago Bernabéu. De hecho, había varios Santiago Bernabéu entre los 21 finalistas").

Pongamos a la práctica esta idea en campos similares: Supongamos que tenemos libros de varios autores incomparables entre sí como pueden ser Cervantes, Neruda, Allende, Santaella o alguien que vende mucho gracias a un boom mediático; ¿hacemos que la gente opine ellos o dejaríamos eso en manos de filólogos y expertos en literatura? En un concurso culinario de alto prestigio, ¿dejamos que entren los glotones para dar su opinión o son los grandes chefs los que evalúan la comida? En ciencia tenemos varias teorías, ¿elegimos mediante votación popular cuál es la más bella y/o correcta o dejamos que los expertos razonen sobre ello mediante el denominado método científico?

domingo, 8 de julio de 2007

El Rey y la Constitución

Es innegable que, debido a su contexto histórico, la Constitución Española de 1978 es digna de admiración. Sin embargo, siempre me han llamado la atención varios artículos que, debido a su contenido, me parecen contradictorios; a saber: promulgar al mismo tiempo la igualdad de los españoles y la existencia de la figura del rey. Cito a continuación los artículos que me producen extrañeza. Por un lado los que promulgan la igualdad...
Artículo 11.
España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
...y por otro lado los que parecen indicar que no somos "del todo" iguales:
Artículo 56
3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. [...]

Artículo 65
1. El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma.
Además de esto, en el artículo 57 se indica que la sucesión prioriza al varón frente a la mujer (hecho que dio que hablar con el nacimiento de la infanta y que, desde luego, es un claro ejemplo de "igualdad"). En el artículo 62 también se mencionan actividades que corresponden al rey y que, por tanto, nadie más tiene potestad. En este último contexto está claro que, del mismo modo, un presidente de gobierno, un miembro de las cortes o cualquier otro cargo público tiene sus únicas y exclusivas funciones por el mero hecho de poseer ese cargo. Ahora bien...¿Quién se presenta a rey en las próximas elecciones...?

Me gustaría también mencionar que, según se dice, somos realmente más juancarlistas que monárquicos. No me extraña, debido al notable e importante papel que jugó en la transición. Ahora bien, de no ser por todo nuestro contexto histórico (remontándonos incluso a principios del siglo XX), ¿realmente preferiríamos una monarquía a una república? Por cierto que, dadas las condiciones de la Constitución, siempre me he planteado qué sucedería si en algún momento futuro ganaran las elecciones los republicanos.

martes, 3 de julio de 2007

Correos

Desde tiempos inmemoriales los humanos hemos querido enviar información de un sitio a otro. Hasta hace relativamente poco, la manera más común de contactar con un amigo lejano mediante un escrito era la carta. Enviar un correo, mantener correspondencia con alguien, incluso conocer nuevos amigos con este sistema, eran prácticas relativamente comunes. Actualmente Internet ha revolucionado toda esta sistemática y la mayoría de las personas (entre las que me incluyo) prefieren hacer uso de las versiones electrónicas. Varias son las razones: rapidez, economía... pero también sería necesario añadir otra: la rápida y degenerativa degradación del servicio de Correos.

Aún con la llegada del teléfono, no hace mucho, las cartas eran el medio más usado. Millones y millones de cartas circulaban por España cada día, y todas eran entregadas en un plazo enteramente razonable. Muchos recordarán tiempos mejores en los que una carta podía ser recibida incluso el mismo día en el que era enviada. Y no estoy hablando de telegramas. Tal vez los lectores de este blog no lo hayan vivido, pero seguramente sí sus padres o sus abuelos. Es algo que no está tan lejano en el tiempo como podría parecer.

Hoy en día, sin embargo, la realidad es muy diferente: Las cartas tardan varios días en llegar a su destino. No sólo tres o cuatro, lo que, en principio, sería razonable; sino que a veces esas cantidades sobrepasan la semana, y en varios casos (que no son excepciones) la quincena. Lógicamente, esto es en el supuesto optimista de que las cartas lleguen a destino... y ahí es donde quiero llegar.

El procedimiento es muy sencillo y archiconocido: la carta con el texto a enviar se incluye dentro de un sobre (o se escribe directamente sobre una postal), se añade la dirección de envío, el remitente y como colofón final,... el sello. Con él, nosotros estamos pagando a Correos y Telégrafos por un servicio: el correcto envío dentro de un límite razonable de la carta o postal. Habitualmente, una vez realizado el pago, un empresario tiene la obligación de prestar el servicio; de lo contrario, se podría establecer una queja o reclamación que conllevaría la devolución del dinero, la prestación de un servicio adicional o, cuanto menos, una disculpa formal.

Pues no. En Correos y Telégrafos la cosa no funciona así. Más bien al contrario, una vez se ha pagado por el servicio, no se garantiza de ningún modo que la carta llegue a su destino y en caso de que la desdicha ocurra, se lavan las manos. Es más: tienen un servicio adicional para (supuestamente) garantizar el correcto envío: el sistema de facturación. Resumiendo: "Pague usted por enviar una carta. Nosotros podemos hacer lo que queramos con ella, porque usted no la facturó y, por tanto, nosotros no nos hacemos cargo de lo que pueda pasar. Si de verdad usted quiere que la carta llegue, páguenos más todavía y utilice nuestros servicios especiales"

Trasládese este fenómeno a otros ámbitos y se verá la incongruencia implícita: compremos un diccionario, pero paguemos un extra para garantizar de que contiene las palabras con la ortografía correcta; pidamos una paella en nuestro restaurante favorito, pero paguemos un extra para asegurarnos de que lleva arroz. Así pues, finalmente, la pregunta para la reflexión es: ¿Por qué se ha de pagar una cantidad adicional por un servicio que debería ser obligatorio, ya que es por el que en esencia se paga el precio base?

miércoles, 27 de junio de 2007

1984

1984 es, sin duda, el número que mejor resume nuestra sociedad. Supongo que los lectores de este blog no serán ajenos a la obra de Orwell, que describe una sociedad en la que los habitantes son vigilados continuamente por el Gran Hermano (nada que ver con la altamente criticable telebasura), al que podríamos llamar también "el ojo que todo lo ve". La tecnología se usa siempre en beneficio del Sistema, nunca para mejorar la calidad de vida y, lo que en principio parece ser una sociedad libre, se descubre como un totalitarismo y tiranía absolutos.

Aunque ya se ha hablado del tema en otros medios, considero oportuno abrir las críticas con algo bastante general, que englobe diferentes aspectos de la sociedad como un todo, que nos haga pensar no en un detalle en particular sino en algo global. Algo que nos sirva de aperitivo para reflexionar acerca de lo que me planteo como objetivo: "¡Esto no está bien, hay algo que falla aquí!". No es casualidad, por tanto, que empiece hablando de esta (¿premonitoria?) novela.

No voy a ser tan alarmista como miles de voces que se están alzando para decir "¡1984 es ahora!", pero juzgo necesario cuanto menos meditar sobre ello. Tal vez no sea ahora, pero no tengo ninguna duda de que, debido a los acontecimientos acaecidos en los últimos años, nos vamos acercando cada vez más a ese concepto. En todo el mundo. Sí, y en España también.

Podría citar muchos ejemplos. El DNI electrónico (así como las diferentes tarjetas de crédito) pueden ser un arma de doble filo en ese sentido. El uso de teléfonos móviles como herramientas de localización, las cámaras de vigilancia que se están apoderando no solo de ciertos establecimientos sino que, poco a poco, van inundando también las calles,... Y en el mundo virtual tampoco nos libramos de ese asedio continuado: obsérvese el uso que se hace de las cookies o de la IP. (A modo de ejemplo casi "inocente", véase la cantidad de información recopilada de los visitantes a esta página en la sección de estadísticas). Esto es, desgraciadamente, sólo el principio.

Es evidente que todo depende del uso que se haga de esa información o, lo que es lo mismo... quién la posee. Efectivamente, es comprensible que se necesita cierta información y control para el bienestar de la sociedad. Sin embargo no quiero dejar de puntualizar, en conexión con los primeros párrafos de la entrada, que, aunque vivimos en una sociedad libre y democrática... ¿Somos realmente libres? ¿Existe realmente la libertad cuando somos sometidos a una vigilancia continuada? ¿Dónde termina nuestra libertad y empieza la del Sistema? ¿Debería tener el Sistema esa (tanta) libertad?

viernes, 22 de junio de 2007

Declaración de Intenciones

No tengo nada que contar.

Sé que puede ser una manera ciertamente curiosa para comenzar, precisamente con lo que parece ser la antítesis de lo que es un blog. Pero ésa ha sido siempre mi máxima (Y razón por la que nunca me había adentrado activamente en este mundo). Y sigue siendo así: no tengo nada que contar... pero sí mucho por lo que protestar.

Tal vez sea porque soy un protestón, o un un quejica, pero desde luego, también soy un inconformista que no aprueba ciertos fenómenos que irrumpen en nuestra sociedad. No es mi intención insultar ni ofender a nadie; simplemente pretendo escribir acerca de cosas que resultan inauditas, ilógicas, y que sin embargo tenemos perfectamente asumidas; opiniones sobre actos que me parecen reprobables, locuras, intransigencias y todo lo que caiga en mis manos que sea digno de criticar.

Desde el primer momento advierto de que las entradas que yo escriban serán simplemente una opinión personal, vistas siempre desde un punto de vista subjetivo; así pues, habrá quien esté de acuerdo y habrá quien no lo esté. Además sólo me haré responsable de mis propios escritos, siendo el resto de ellos (comentarios, links, citas,...) responsabilidad del que los escriba.

Sobre el origen del nombre... a riesgo de ser tachado de antinacionalista, prefiriría vivir en un lugar donde no fuera necesaria la recriminación, la crítica, las intransigencias,... en definitiva, donde no hubiera lugar para un blog como este (o muchos otros que seguramente existen con el mismo propósito). Pero me temo que, lamentablemente... este no es mi país.

Dicho pues, queda. Acomódense y disfruten.