sábado, 24 de noviembre de 2007

Esos Ruidosos Vecinos

No es infrecuente encontrar vecinos que, haciendo uso de una gran amabilidad por su parte, nos permiten ahorrarnos el dinero en comprarnos una radio o aparato de música. Es tanto así que resulta realmente sencillo poder escuchar música cuando les apetece. No importa si en ese momento queremos leer un libro, dormir o simplemente relajarnos tras un día estresante: ahí está nuestro bien amado vecino dispuesto a compartir el nuevo disco de dance music, techno o heavy metal que le han comprado (*). Dentro de esta categoría se encuentran un grupo de vecinos a los que bien parece no importarles la hora o bien han decidido vivir con el horario de Singapur. El resultado puede llegar en algunos casos a ser equivalente a vivir al lado de una discoteca 24/7 (abierta 24 horas al día, siete días a la semana)

Existe otra categoría de vecinos en la que podemos englobar aquellos que se despiertan a las seis de la mañana y parecen usar zapatos de tacón en vez de zapatillas para andar por la casa, los que con gran afán (pero con mayor indecisión) parecen cambiar diariamente el mobiliario a las horas más intempestivas, los que se encargan de utilizar maquinaria pesada (llámese lavadora decimonónica o máquina de coser de la abuela) a partir de medianoche, y los grupos de personas con una demostrada deficiencia auditiva que son incapaces de mantener una conversación o escuchar el televisor sin que se les oiga perfectamente tras varios muros de distancia. No hay que desesperar por eso: en esta loca jungla nadie se quedará sin ruidos.

Entiendo que muchas veces no es culpa del vecindario: Un problema que está incrementando cada vez más en las viviendas de nueva construcción es que en variadas ocasiones, aún con un nivel sonoro absolutamente normal y comprensible, podemos oír todo el ruido al otro lado del muro debido al escaso espesor de éste: paredes de doble cámara, fibra de vidrio, aislantes y materiales similares que convenientemente nos separaban del vecino en todos los aspectos han dado paso a un tabique separador isomorfo al papel de fumar que, aunque nos permite disfrutar de unos centímetros más, a cambio nos ofrece una separación efectiva nula.

Expertos lo confirman: el material del que están constituidos hoy en día los tabiques tiene unas propiedades tales que, aunque (como todo sólido) atenúan la mayor parte del sonido, también actúan en resonancia con los graves, de modo que siempre oiremos el tamboreo constante de la música techno, los golpes secos y otros ruidos similares. Más aún, un curioso efecto es que si dejamos un espacio abierto el sonido puede entrar perfectamente; mientras que si lo cerramos, convertimos la estancia en una caja resonante de modo que acabamos igual o peor. Son cosas que los arquitectos deberían conocer perfectamente y a lo que, sin embargo, parecen hacer caso omiso. Al respecto, propongo que, tras construir un espacio, los arquitectos vivieran una temporada bajo el techo de su propia obra. Posiblemente se lo pensarían dos veces para la próxima ocasión.
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(*) Entiéndase que no tengo nada en contra de estos tipos de música, pero resulta claro que hay ciertos estilos que no son aptos en general cuando alguien trata de relajarse o descansar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

por lo que dices, asgard. eres realmente afortunado. mis vecinos son de bachata y merengue (y yo si tengo algo contra estas músicas: las odio) y estoy de "la camisa negra" hasta los ñdur`¡341ey inclusive. si te enteras donde viven los susodichos arquitectos, estaré encantado de presentarles a mis cálidos vecinos. hijos de la grandisima...madre patría.

Asgard dijo...

Nunca desees la fortuna de los demás , butch. Estuve viviendo 6 meses (por culpa de un contrato) con unas adolescentes que no hacían más que montar escándalo día sí día también (llámese música de todo tipo, gritos, chillidos e innombrables) y que, para más desdicha, se quejaban y hablaban de sus derechos cuando a las tantas de la madrugada un día entre semana les pedía que bajaran la música.
Gracias a este tipo de cosas en los últimos años no he vivido en un sitio fijo más de seis meses (y menos mal que voy de alquilado)

Anónimo dijo...

yo voy de piso compartido a pensión y de pensión a piso compartido. ODIO EL RUIDO. pero supongo que hay que tener una economía distinta a la mía para poder defenderse de él. espero que tu estes estupendo en tu última vivienda. en mi trabajo me trasladan a tu tierra. a ver que tal esa luz de sorolla. y a ver que tal están los alquileres. ya te contaré...

Asgard dijo...

ups, butch, por un momento pensé que te venías a Irlanda :P