lunes, 1 de febrero de 2010

Jubilación a los 67 años

Se puede leer en todos los medios e incluso ya han salido grupos en facebook en contra: el gobierno retrasa la jubilación a los 67 años (y, ya puestos, así de refilón, aumenta los años para el cálculo de pensiones). Se comenta en algunas notas de prensa que "la Seguridad Social tiene una deuda aplazada de unos 8.000 millones de euros", con lo que el objetivo de la medida es absolutamente claro: ni un incremento en la expectativa de vida, ni leches; si no un simple, puro y duro afán recaudatorio para rellenar las arcas que se han ido vaciando debido debido a su propia incompetencia. Todo lo demás, pretextos.

Porque dejémoslo claro: si se tratara de una medida contra la crisis, sería estúpido incluir unos cuantos cientos de miles de personas de vuelta al mercado laboral cuando precisamente puestos de trabajo son lo que falta: lo único que conseguirían con ello sería incrementar, mágicamente, la tasa de paro. ¿No sería mucho más razonable, para incrementar los ingresos, tomar las medidas adecuadas para que los que actualmente están en edad laboral puedan realmente participar activamente en el mercado y cotizar con un trabajo y sueldo dignos? No nos faltan jóvenes, porque los tenemos ya, y los tenemos preparados. Aunque todo hay que decirlo: preparados y parados.

Analicemos la situación: Si, digamos, una persona media empieza a cotizar a los 25 años y se jubila a los 65 (para hacer números redondos), se trabajan (ergo, se cotizan) 40 años para conseguir una pensión que, al estar ponderada durante 15 años (es decir, casi el 40% de la vida laboral) y no tener en cuenta inflaciones ni incrementos similares, se queda en una cantidad irrisoria, incluso por debajo del salario mínimo interprofesional, sin que por ello ningún político se despeine siquiera. Mientras tanto, ellos pueden tener hasta tres sueldos (y nada despreciables, por cierto), trabajan (si a lo suyo se le puede llamar trabajar, véase por ejemplo aquí) durante 8 años y cobran ya por eso una pensión vitalicia. Creo que algo falla, ¿no?

Más aún: aunque haya voces alabando el incremento de la esperanza de vida, no hay que confundir términos. Es cierto que hoy (afortunadamente), en promedio, vivimos más, pero eso no implica que seamos eternamente jóvenes: estamos muy lejos todavía de conseguirlo y, por mucho que las condiciones de vida hayan mejorado, salvo honrosas excepciones, una persona con 67 años no tiene la misma competitividad, ni arrojo, ni salud ni capacidad que un joven de 20 ó 30 años. En palabras del presidente de la Sociedad Española de Geriatría, Pedro Gil, la ampliación de la edad de jubilación hasta los 67 años es una medida con fines puramente económicos que puede empeorar la salud de los españoles.

¿Solución ¿Excusa? Más bien metida de pata hasta el fondo. No está claro qué se pretende conseguir con esta medida ya que, sea cual sea el objetivo, se puede conseguir de maneras mucho más razonables y positivas. Hemos visto que mencionar la esperanza de vida es pura demagogia, que mencionar la crisis sólo sirve para darnos cuenta de que lo que tenemos que hacer es justo lo contrario: inyectar jóvenes en el mercado laboral y si, lo que sucede es simple afán recaudatorio, sólo tenemos que comparar la situación del ciudadano medio con sus esplendorosos bolsillos. En definitiva, una mentira tras otra para lavarse las manos, ir por la vía fácil y convertir la máxima en algo que va más allá: ahora es un "nada para el pueblo, y además, sin el pueblo". O, como decía el del chiste: "ni pa' tí, ni pa' tí, sino todo para mí"

1 comentario:

Miguel Riaño Sánchez dijo...

La verdad es que la medida sólo se puede entender desde el lado del afán recaudatorio. El aumento de la esperanza de vida como argumento principal podría haber sido utilizado como hilo conductor en 'Los Bingueros' de Pajares y Esteso y habría quedado una película igual de disparatada.

Tampoco deja de resultar curioso el ver a un gobierno de izquierdas, socialista y "obrero" actuar radicalmente en contra de sus presuntos principios constantemente, pero ya uno se va acostumbrando.