domingo, 18 de mayo de 2008

El Tratado Europeo de Lisboa

El otro día llegó a mi buzón un panfletillo acerca del Tratado de Lisboa. Me resultó curioso el hecho de que hasta ese momento no hubiera oído hablar de él y me puse a indagar. Por lo que parece, se trata de un tratado mediante el cual la Unión Europea pretende alcanzar el objetivo que no consiguió con la fallida Constitución Europea, usando otras vías entre las cuales se encuentra la de no consultar esta vez a los ciudadanos. Así pues, el texto se ratificará directamente por el Parlamento, siendo Irlanda el único país en el que existirá un referéndum.

Del mismo modo que la Constitución Europea trataba de aunar diferentes documentos (el Tratado de la Unión Europea, de Maastricht, el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, de Roma y la Carta de los Derechos Fundamentales) en un solo texto, el Tratado de Lisboa no consiste en un texto formal en sí mismo, sino en una serie de arreglos y apaños a los mencionados tratados. Así pues, lo que nos encontraríamos al final del camino sería un texto "remendado", más semejante a cierto sistema operativo con miles de actualizaciones, Service Packs y parches de seguridad necesarios para garantizar un funcionamiento más o menos aceptable.

Pues no, señor. Después de haber dicho que no a la Constitución Europea (con la que tanto el gobierno como la oposición nos dieron tanto la paliza en su momento, ensalzando maravillas inexistentes y haciéndonos creer que un voto negativo nos haría caer en el ridículo y ser el hazmerreir ante Europa), ¿vamos a aceptar esta chapucera solución que no es capaz de hallar otras alternativas más creativas que juntar tres papeles ya existentes, hacer un poco de copypaste y tachar y reescribir unos cuantos párrafos, hasta rellenar unas 250 páginas?

Ésa no es, para nada, la manera en que los gobiernos deberían actuar. En vez de obviar la participación ciudadana (al fin y al cabo, un referéndum no es más que un "te pido opinión para quedar bien y luego hago lo que me da la gana"), deberían plantearse, de vez en cuando, ofrecer al pueblo la oportunidad real de defender sus intereses. Así, si el proyecto de la Constitución Europea fue rechazado, lo que cabría plantearse sería por qué. ¿Acaso no sería más interesante comenzar un debate con el pueblo y modificar, arreglar y mejorar aquellos apartados con los que no se estuviera de acuerdo, donde incluso unos pocos votos negativos pero fuertemente argumentados fueran estudiados, hasta llegar a una versión definitiva con la que toda Europa estuviera de acuerdo?

Aunque claro, ahora que lo pienso... ¿cuándo nos ha pedido el gobierno opinión para algo realmente importante y luego la ha tenido en cuenta? Espero realmente, sin embargo (aunque sé que soy demasiado optimista), que el gobierno se replantee la situación con respecto al Tratado de Lisboa y nos dé algún tipo de voto de confianza a los ciudadanos. De otro modo nos encontraremos con un serie de Tratados que, sin comerlo ni beberlo, formarán parte de Europa antes de que nos demos cuenta de lo que está sucediendo. Será la Europa de los políticos, no la de los verdaderos europeos: los ciudadanos.

1 comentario:

Telcarion dijo...

¿Los políticos teniendo en cuenta a los ciudadanos? ¿En España? xD

De hecho ya ni los referéndums sirven, porque no se hace debate y se vota lo que señalan los dos grandes partidos y sus medios afines (véase el de la Constitución Europea, en la que sí que fuimos el hazmerreír por votar sí como borrgeos)