domingo, 10 de agosto de 2008

Viviendas y Garantía

Esta semana ha venido un fontanero a arreglarnos unas cuantas goteras en la casa donde vivo. Ha venido a ser lo típico: las tuberías no solo son bastante antiguas sino que además el material con el que están fabricadas (el que se usaba en la época) no es el más conveniente y, con el paso del tiempo, se ha ido desgastando. Aunque la casa no es tan antigua, al final la mejor solución ha sido cambiar todo el entramado. Podría pensar que el fontanero me quiere engañar y sacar desperfectos y pegas donde no hay para obtener un extra, pero no es la primera vez que lo veo y, consultándolo con varias personas, es algo que un tiempo a aquí viene siendo algo habitual. Por supuesto, tocará pagar las obras.

No se trata simplemente del asunto de las tuberías. Es normal que según se avanza en la investigación se obtengan nuevos materiales que cumplan mejor la función que desempeñan, y resulta claro que hoy se contruyan (o se debieran construir) viviendas más avanzadas, con materiales más duraderos y más resistentes al paso del tiempo. Cabe decir al respecto (y no hará falta que el lector se vaya muy lejos para encontrar ejemplos) que las cosas parecen no ser así; todo lo contrario, casas, edificios y pisos parecen construirse cada vez con materiales más baratos y de peor calidad. Podemos remitirnos al caso de la aluminosis que sucedió algunos años atrás en un intento por abaratar los costes. No de modo tan escandaloso, pero a través de subcontratas y otras picarescas, la disminución de la calidad es un hecho a la orden del día.

A raíz de este incidente y en relación con lo expuesto en el párrafo anterior, he comenzado a pensar. Debería dar por supuesto que el inquilino debe tener unas ciertas garantías y derechos a los que poder atenerse en caso de que sucedan averías, desperfectos o defectos que puedan afectar a la habitabilidad, pero, dada mi experiencia, he decidido indagar. Efectivamente, según se puede leer, por ejemplo aquí, existe una garantía de 1 año para daños derivados de una deficiente construcción, 3 años para daños causados por defectos (goteras, humedades, grietas,..) y hasta 10 años para defectos que afecten a la seguridad estructural del edificio. Muy poco me parece, cuando es un hecho que las viviendas pueden ser ocupadas durante varias decenas de años, llegando a la centena en algunos casos. Eso sin contar, claro está, que estos plazos parecen haber sido ideados para expirar cuando los materiales empiecen a dar problemas.

El asunto resulta particularmente significativo cuando, por otro lado, vemos que nos inundan de productos con garantía de por vida. Es muy fácil encontrar vehículos, electrodomésticos, hardware, joyas, maletas y un sinfín de productos con garantía ilimitada en el tiempo. Me resulta realmente alarmante que dispongamos de tal para productos que, de todos modos, no dejan de ser de lujo; mientras que un producto de primera necesidad, un derecho constitucional, tenga una garantía de tan sólo una década para algo tan grave como su propia estructura. Es cierto que en ciertos productos imperecederos, el vendedor se puede permitir el lujo de ofrecer lo que se le antoje sin atarse las manos, pero en otras circunstancias una garantía debe significar la asistencia, ayuda o pagos necesarios.

Llevemos todo esto a la vida real: cómprese usted un anillo de oro (con diamante incluído si quiere), y no se preocupe: el oro es inmutable y no se oxida nunca, mientras que ya puede hacer lo que quiera con el diamante que no conseguirá provocarle ni un rasguño. ¡Qué simple resulta incluir la garantía que usted quiera!. Compre usted su coche de lujo: todas sus piezas deberían funcionar perfectamente y, aun en el caso de que algo falle, usted conseguirá asistencia en carretera y recambios gratuítos (mano de obra no incluída) con su garantía de por vida. Sin embargo, compre una casa y encuentre goteras o grietas importantes al cuarto año; o descubra que su hogar se ha derrumbado cuando volvía de vacaciones al decimo primer año. Nadie se hará cargo y será enteramente su problema. ¿Qué le parece?

En resumen, y para finalizar, decir que la normativa vigente respecto de la garantía de la vivienda es (cuando se cumple) absolutamente irrisoria y parece hecha simplemente de cara al público, para que el pobre consumidor posea la -equívoca- impresión de tener ciertos derechos sobre una propiedad que tanto le cuesta. Los plazos se hallan estratégicamente colocados para que la constructora se pueda lavar las manos. Porque, desengañémonos, muy mal tiene que ir todo para que algo suceda dentro de los plazos estipulados. Y en definitiva, si se ofrecen garantías de por vida a productos de lujo, ¿tanto cuesta ofrecerla también a su hogar? Ah, pero claro, es que aquí hablamos de cientos de miles de euros y hay grandes empresas -e incluso el gobierno- involucrados. Discúlpenme entonces.

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