jueves, 13 de noviembre de 2008

Política y Hooligans Políticos

Leo algunos foros en los que, desafortunadamente, parece que se ha puesto de moda desacreditar al resto de participantes basándose simplemente en la afliación política que parecen procesar. Peor aún, con una simple opinión, tan válida como cualquier otra, uno puede ser tachado inmediatamente de facha (si parece tener una ideología derechista) o de progre o comunista (si parece ser izquierdista). Así, al final parece uno estar asistiendo a un partido de tenis en el que unos a otros se lanzan reproches, injurias y recriminaciones. Frases como "¿no queríais ZP?, ¡pues toma crisis!", "zETAp traidor" (en alusión al grupo terrorista), "patéticos Peperos, dáis risa y pena a partes iguales" o "peperos frankistas de mierda" (sí, con k) están a la orden del día.

En mi humilde modo de pensar hay varias burradas entremezcladas en estos comportamientos. La más evidente, por supuesto, la falta de educación. La segunda, la gran exaltación que propugnan estos personajes, defendiendo "su" partido político (que no su ideología) a ultranza, aprovechando cualquier oportunidad para dejar en evidencia, desprestigiar o sencillamente insultar al oponente. Señores, sintiéndolo mucho, la política no es un partido de fútbol y el que su patido gane, pierda o haga las cosas bien o mal involucra a todo el país y sus habitantes, y no simplemente que usted se divierta 90 minutos a la semana. Desde esta perspectiva no comulgo con la gente que se proclama "seguidor" de un partido político, pase lo que pase. No señor: si un partido lo hace mal, pues a la calle y a probar otro.

Aún hay más: de las discusiones que se pueden leer uno podría llegar a la conclusión de que vivimos en un estado bipartidista. Está claro que existen dos partidos mayoritarios entre los que, en la mayoría de ocasiones, se reparten la tarta electoral, pero existen personas que parecen desconocer por completo la existencia de alternativas. Así, si no les gusta ni el PP ni el PSOE parece que se conforman con elegir al "menos malo". Pues les informo de que, como se puede comprobar aquí o aquí, hay unos cientos de partidos disponibles esperando sus votos. (No me miren con esos ojos como platos, ¡les aseguro que es cierto!) Y, si no les gusta lo que hay, ¿qué tal un pequeño empujón a esos partidos minoritarios que realmente significarían un cambio?

Hoy en día los partidos ya pueden llamarse "populares" u "obreros", que luego actúan a su antojo. Desengañémonos; ya no existen las ideologías y, aunque es cierto que cada grupo tendrá tendencia a actuar de un modo o de otro, ya no existe ni izquierda ni derecha; sino centro (léase: ni para el obrero ni para el empresario, todo para mí y mis amiguitos). La política ya no trata de gobernar, representar al país y llevarlo hacia adelante; se trata de mentir, de sacar la mayor tajada (léase, corrupción) y de acaparar poder. Es cierto que alguien puede entrar en la política con grandes ideales, cambios y proyectos en mente, pero esa pequeña minoría se va corrompiendo según se va adentrando en el mundo. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que para escalar puestos hay que ser un trepa dispuesto a pisotear sin escrúpulos a los potenciales rivales y que, cuando alguien llega finalmente a las altas esferas, donde realmente puede hacer algo, ya está más interesado en su propio beneficio que en el de aquellos a quienes representa.

Y es que el trabajo de presidente, alcalde o gobernador es muy distinto de lo que tendría que ser: lo que debería representar un puesto de gran responsabilidad y trabajo, en realidad es un asiento de poder, desde el que los individúos se suben el salario a su antojo y miran a la sociedad de reojo, sin entender cuáles son los problemas, si es que de verdad se preocupan por ellos. En un instituto nadie quiere ser delegado; en una finca nadie quiere ser presidente; en una asociación, muy poca gente quiere ponerse al frente... porque ellos, los que realmente trabajan para el resto, son los que realmente dan la cara, los que trabajan a destajo y los que se llevan los palos si algo sale mal. Pero en la política, querido lector, todo esto cambia: los problemas se convierten en privilegios, y lo que deberían trabajar para nosotros le dan la vuelta a la tortilla consiguiendo que seamos nosotros los que trabajemos para ellos.

Desde aquí propongo volver a los orígenes. Si se propone un salario mínimo interprofesional de 600 euros mensuales (ver aquí o aquí), eso implica que ellos son los primeros que opinan que la cantidad es más que razonable, ergo deberían ser también los primeros en cobrar esa cantidad y no más. Si creen que una vivenda de 30 metros cuadrados es suficiente, que sean ellos los primeros en vivir en ella. Y así, sucesivamente (invito a los lectores a incluir más ejemplos en los comentarios). Ah, pero claro: entonces se les acabaría el chollo y el negocio ya no interesaría. Y como, al fin y al cabo, son ellos los que proponen y disponen, ahí quedará la cosa.

2 comentarios:

Tremendelirius dijo...

Gran artículo, de veras. Criticas en esencia lo mismo que yo. Es una pena que haya tan poquita gente que se de cuenta de estas cosas.

Un saludo y felicidades por el artículo

Republica bananera dijo...

Hoy en día, los miembros de cualquier secta tienen más capacidad de debatir que los incondicionales del PP, PSOE o de partidos independentistas.

Es asombroso la capacidad de generar borregos que tienen estos partidos. En el fondo me dan pena, son individuos irrecuperables para la democracia, incapaces de discutir. Si les dices algo que no les gusta, te responden con que eres del partido contrario y para ellos se acabó la discusión.

Aún recuerdo como los incondicionales del PSOE respondieron a los silvidos contra ZP del 12 de octubre son la consigna "son todos del PP". Dentro de su mentalidad: ¿Quien sino va a silvar a mi amado lider más que los del PP? Y como son del PP pues ya no hay nada que discutir.