lunes, 25 de agosto de 2008

Medallero Olímpico

Seguimos con los deportes: Los Juegos Olímpicos han terminado y España a conseguido 18 medallas (5 oros, 10 platas y 3 bronces), quedado por tanto decimocuartos en el ranking mundial, uno de los mejores resultados desde Barcelona’92, donde quedó en sexta posición, siendo ésa la mejor intervención en toda la historia del deporte español. Si hacemos un repaso (véase, por ejemplo, aquí) podemos ver que, con la excepción precisamente del encuentro celebrado en 1992, España nunca ha pasado del puesto 13. Al principio un servidor solía pensar que esto sucedía por el simple hecho de que la población española es pequeña en comparación con los grandes "clasicos" medallistas, como EEUU, Rusia o China. (cuanta mas población, mas posibilidades de encontrar un atleta medallista). Sin embargo, un rápido vistazo aquí demuestra contundentemente que este no es el caso: países relativamente más pequeños como Holanda o Japón se encuentran en posiciones más altas de la clasificación.

He de confesar que después de haber leído las estadísticas (y dada la gran ingente cantidad de países participantes), considero que el puesto que hemos obtenido es bastante bueno y debo felicitar la gran labor de nuestros medallistas. Aún así, después de ver los Juegos no puedo reprimir la sensación de que podríamos haber hecho un papel mucho mejor. Las causas se encuentran en un lugar no demasiado alejado de la temática que suelo abordar en varias de las entradas de este blog: todo se basa en el apoyo que reciben los atletas en este país: ninguno. Si dejamos aparte nombres como Fernando Alonso, Rafa Nadal o David Villa, personas mediáticas que mueven a las masas y grandes cantidades de dinero, el resto (la mayoria) de deportes son repudiados por el gobierno y las entidades. Esto queda muy patente en la frase de Craviotto, campeón olímpico de piragüismo: "Hoy nos llamó el Rey pero otras veces ni Dios" Es evidente que a ciertas personas sólo les interesa figurar cuando las cosas van bien.

Las medallas han venido por parte bien de atletas profesionales (caso del tenis o del ciclismo) o de personas que se han esforzado de forma individual, sin ningún tipo de apoyo, subvención o ayuda. Ya se ha mencionado el caso del piragüismo; otro ejemplo claro lo tenemos en Wildeboer, séptimo en la final de 100 metros espalda, que prefiere entrenar fuera de España porque comparte la piscina con ancianas y niños haciendo cursillos, sin compañía de nadadores de nivel, lo cual, evidentemente, no es la situación idónea. Desafortunadamente, estos ejemplos no son casos aislados, sino más bien la norma. A partir de aquí yo me planteo dos cosas: la primera, que los logros obtenidos por estos deportistas son doblemente importantes; y la segunda, dónde podría llegar el deporte español si realmente contara con el apoyo de las entidades necesarias. Considero interesante añadir la opinión (aunque no compartida al 100%) de un lector de "El País" dejada en los foros del mismo, aquí.

Otro asunto que me viene a la cabeza después de observar la lista de participantes en estos juegos es una relación cantidad/calidad. Según parece, España es uno de los paises que más delegados ha enviado y, sin embargo, los resultados obtenidos no guardan demasiada relación con ese número; de hecho (aunque no estoy seguro de ello) parece ser que algunos atletas acudieron de relleno, sabiendo de antemano que sus posibilidades eran casi nulas. En caso de ser esto cierto, el COE debería darse cuenta de que esto no sería más que un gasto innecesario, y que ése mismo dinero podría ser mucho mejor empleado en asuntos como los que se han citado anteriormente. En todo caso, si la proporción de delegados respecto a las medallas conseguidas no es la adecuada -como parece ser el caso- entonces hay algo que falla. En definitiva, y para terminar: un aplauso para los grandes atletas que han participado y mi más sincero rechazo a todas esas instituciones que se presentan simplemente cuando las cosas funcionan para aparecer en la foto de turno y quitarle el mérito a quien pertoca para alabarse ellos solitos.

domingo, 24 de agosto de 2008

GP de Fórmula 1 en Valencia

Comenzó con una gran polémica: ¿para qué montar todo un circuito urbano desde cero si ya se dispone del circuito de Cheste (a unos pocos kilómetros de distancia) en los que ya se han realizado grandes premios de motociclismo y simplemente necesitaba un pequeño reajuste para adaptarlo a las necesidades de la Fórmula 1? En Mónaco es hasta cierto punto lógico que exista el circuito urbano: aparte de la gran historia que tiene como circuito emblemático, no hay otro espacio posible para ello. Sin embargo, ¿cuál es la razón en Valencia? La respuesta es clara: inversiones, capitalistas y unos cuantos intereses políticos que -como siempre- dejan al ciudadano completamente al margen y, en este caso, además, completamente perjudicado.

Por mucho que digan algunos que este tipo de eventos está aportando mucho dinero a la capital levantina, dígame usted, sinceramente: ¿cúanto dinero ha llegado a sus manos gracias a estos eventos? Como suele ser habitual, los beneficios acaban recayendo en las mismas manos de siempre: empresarios, peces gordos, especuladores y, en menor medida, algunos afortunados en forma de hosteleros o habitantes de edificos con vistas al evento. En referencia esto último, por cierto, es digno de mención que ni siquiera lo bares cercanos podrán aprovecharse -y justamente en días clave de verano, que es cuando más trabajo tienen- porque la organización les obliga a cerrar sin ni siquiera indemnizarlos, como se puede leer, por ejemplo, aquí.

Otra de las razones que se argumentan a menudo es que estos eventos pueden catapultar la capital a un reconocimiento internacional. Bien se encargan de ello colocando el circuito cerquita del puerto, para que se observen claramente los yates que quedaron de la Copa América, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Puente de Calatrava y otras lindezas que hagan parecer a los valencianos muy cool de cara al público. Pura fantasmada que, además de promulgar el tan dañino tanto tienes, tanto vales, no sirve absolutamente para nada: la experiencia me indica repetidamente que, por mucha visita del Papa, mucha American's Cup, Fórmula 1 y cualquier chorra-evento que se quiera mencionar, la mayoría de los extranjeros sólo sitúan Valencia cuando finalmente se les indica su posición respecto Madrid o Barcelona.

Resaltemos que existe una cantidad de dinero -público, por supuesto- invertido en este tipo de proyectos: desde todo lo que ha hecho falta para sobornar a ciertas personas y mover ciertos engranajes hasta la compra de derechos, pasando, como no, por por la construcción y habilitación de las instalaciones necesarias. ¿Las ganacias al respecto? Ninguna, como ya se ha dicho. Y mientras tanto, una infinidad de infraestructuras mucho más necesarias para el ciudadano de a pie se quedan sin presupuesto: la renovación tan necesaria de la linea 1 de metro no sucedió hasta que ocurrió un grave accidente (en el que la empresa, por supuesto, se lavó las manos), una ampliación hacia el aeropuerto no se proyectó hasta que resultó conveniente para los snobs de la Copa América, una restauración de los edificios del centro ni siquiera se ha pensado y, mientras tanto, drogadictos, camellos y prostitutas campan a sus anchas a plena luz del día a escasos minutos del centro de la ciudad, donde barracones se hacen pasar por escuelas. Yo, personalmente, prefiero una ciudad para el ciudadano, aunque carezca de todos estos eventos de tipo pan y circo.

La organización del evento ha sido también lamentablemente penosa: la empresa Valmor Sport, creada específicamente para la ocasión, parece haber sido más ese tipo de estafas en las que se recoge el dinero y se desaparece. Las entradas han sido vendidas, revendidas y recompradas, y finalmente muchos asientos se han quedado vacíos. Aún así, casi un millar de seguidores han visto como sus entradas no se correspondían con asiento o se trataba de localidades en las que no se veía absolutamente ni un pimiento (véase, por ejemplo, aquí). Sí señor, pague usted 420 euros para nada. No era suficiente con que los que no gustan de la F1 tuvieran que aguantar el ruido, los cortes de tráfico, las obras y derivados sino que los aficionados también han conseguido su parte de sufrimiento personal. Todo para que Fernando Alonso -al que la mayor parte de la afición había ido a ver- tuviera que abandonar la carrera antes de la primera curva. Por cierto, aún me queda la duda de si algunas gradas quedaron vacías porque los espectadores realmente se fueron tras el abandono o -cosa que veo más pausible- los actores pagados se marcharon cuando la organización creyó -erróneamente- que ya no se enfocaría a las tribunas.

Finalmente, sabiendo cómo les gusta chupar cámara a nuestros políticos, esperaba ver a alguno de ellos en la entrega de premios. ¿Sería Camps? ¿Sería Barberá? Debería haber imaginado que ambos han querido repartirse el pastel y figurar en la foto de turno. Bueno, tampoco vamos a recriminarlos en lo único que parecen saber hacer bien. Al fin y al cabo -dicho sea de paso- ciertas declaraciones de Ecclesone con respecto a los asuntos administrativo-gubernamentales de la ciudad (véase por ejemplo, aquí), por mucho que las quisiera endulzar, ya dejaban claro que este Gran Premio tenía unos tintes bastante políticos. En definitiva, las cosas típicas que pasan cuando quieres convertir una ciudad en un parque temático. Suma y sigue...

lunes, 18 de agosto de 2008

Violencia de Género

Es realmente triste comprobar al abrir la página de sucesos de cualquier periódico que casi todos los días nos encontramos algún caso de violencia de género. Peor aún, más de 50 mujeres mueren víctimas de sus parejas, novios o ex-novios cada año, sin que parezca que este número se reduzca cada año (se pueden ver algunas estadísticas, por ejemplo, aquí). Desde el gobierno y algunas instituciones (como el Instituto de la Mujer) se intentan promover soluciones y leyes que ayuden a terminar con esta situación, pero en general, como expongo más abajo, todos los esfuerzos acaban resultando inútiles o promoviendo la discriminación positiva (que bien inspirado estaba quien inventó el tan desafortunado término).

En segundo lugar, aunque más importante, cabe mencionar los pésimos resultados que se obtienen con las leyes actuales: existe la posibilidad de que las denuncias sean falsas, lo cual es usado en beneficio de personas en proceso de divorcio o separación, agraviando y perjudicando sin escrúpulos a un inocente (véase un extenso artículo acerca de las implicaciones que eso conlleva aquí). Por otro lado, cuando las denuncias son verdaderas y acaban llegando a "buen término", las víctimas pueden quedar sin ningún tipo de protección e incluso lidiando con su agresor, aunque éste tenga, supuestamente, una orden de alejamiento. Es un hecho triste, de hecho, que la mayoría de muertes en estas situaciones se producen después de la denuncia.

En primer lugar, dentro de la violencia de género (que, dicho sea de paso, en realidad se debería denomiar violencia de sexo, dado que las personas tienen sexo y no género) se engloban muchos aspectos y situaciones que nada tienen que ver. Últimamente se está dando el caso de que cualquier atentado en contra de una mujer se tacha directamente de violencia de género. ¿No podríamos decir lo mismo cuando la víctima es un hombre? Podría ser, pero posiblemente la implantación y asociación de este término donde la mujer es víctima, y como extensión de lo que son los malos tratos, ha terminado por hacer que se diga eso. Un análisis a este hecho se puede encontrar, por ejemplo, aquí. Así que, para empezar, ya el nombre se usa erróneamente y da pie a equivocaciones. Equivocaciones interesadas, todo hay que decirlo, ya que de este modo el impulso mediático que se da a los casos alcanza mayor difusión y, por tanto, parece que el problema sea aun más grave de lo que realmente es. Esto tiene el "ligero" inconveniente de convertir un problema real en puro amarillismo.

Más aún, tenemos también el caso de la discriminación positiva, claramente el preferido por las feminazis hembristas. Aunque, según el repetidísimo artículo 14 de la Constitución española, todos seamos iguales, sin importar el sexo, parece que existen ciertos grupos que, lejos de promover la igualdad, propugnan la supremacía legal y judicial para uno de los sexos: el suyo. El ejemplo más claro, el de la presidenta de Amnistía internacional: "Los maltratos y asesinatos a hombres nos dan igual. Solo nos afecta si es una mujer". Lo peor del asunto es que, poco a poco, van consiguiendo sus propósitos. Se puede ver en la Ley Orgánica 10/1995 del código penal (por ejemplo aqui), donde se indica claramente (copio y pego literalmente):
Artículo 171.4: El que de modo leve amenace a quien sea o haya sido su esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él, [...] será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año [...]

Artículo 171.5: El que de modo leve amenace con armas u otros instrumentos peligrosos a alguna de las personas a las que se refiere el artículo 173.2, exceptuadas las contempladas en el apartado anterior de este artículo, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año [...]
Dicho en plata: el código penal establece una sanción mayor (tres meses más de privación mínima de libertad al agresor varón, aún en el caso de que éste no haya utilizado ningún tipo de arma. Por el contrario, parece que si la agresora es una mujer, éste hecho no está contemplado en el código penal mientras ella no utilice ningún arma.

Además, cabe pensar que el maltrato se efectúa de manera diferente según el sexo: si el hombre es, comunmente, más fuerte que la mujer (lo cual no ha de ser necesariamente cierto, siendo yo mismo el ejemplo más cercano), es bastante natural que el maltrato sea físico; mientras que la mujer maltratadora utiliza otras artimañas de tipo psicológico que, por regla general, son más fáciles de ocultar ya que no dejan huellas ni pruebas visibles. ¿Por qué no tiene en cuenta la ley este tipo de situaciones? En definitiva, lo que empieza siendo un penoso delito acaba siendo mediatizado, convirtiéndose en un negocio y empañado por una cortina de humo que no hace otra cosa sino que discutamos acerca de determinadas puntualidades, mientras que las soluciones reales siguen sin llegar.

domingo, 10 de agosto de 2008

Viviendas y Garantía

Esta semana ha venido un fontanero a arreglarnos unas cuantas goteras en la casa donde vivo. Ha venido a ser lo típico: las tuberías no solo son bastante antiguas sino que además el material con el que están fabricadas (el que se usaba en la época) no es el más conveniente y, con el paso del tiempo, se ha ido desgastando. Aunque la casa no es tan antigua, al final la mejor solución ha sido cambiar todo el entramado. Podría pensar que el fontanero me quiere engañar y sacar desperfectos y pegas donde no hay para obtener un extra, pero no es la primera vez que lo veo y, consultándolo con varias personas, es algo que un tiempo a aquí viene siendo algo habitual. Por supuesto, tocará pagar las obras.

No se trata simplemente del asunto de las tuberías. Es normal que según se avanza en la investigación se obtengan nuevos materiales que cumplan mejor la función que desempeñan, y resulta claro que hoy se contruyan (o se debieran construir) viviendas más avanzadas, con materiales más duraderos y más resistentes al paso del tiempo. Cabe decir al respecto (y no hará falta que el lector se vaya muy lejos para encontrar ejemplos) que las cosas parecen no ser así; todo lo contrario, casas, edificios y pisos parecen construirse cada vez con materiales más baratos y de peor calidad. Podemos remitirnos al caso de la aluminosis que sucedió algunos años atrás en un intento por abaratar los costes. No de modo tan escandaloso, pero a través de subcontratas y otras picarescas, la disminución de la calidad es un hecho a la orden del día.

A raíz de este incidente y en relación con lo expuesto en el párrafo anterior, he comenzado a pensar. Debería dar por supuesto que el inquilino debe tener unas ciertas garantías y derechos a los que poder atenerse en caso de que sucedan averías, desperfectos o defectos que puedan afectar a la habitabilidad, pero, dada mi experiencia, he decidido indagar. Efectivamente, según se puede leer, por ejemplo aquí, existe una garantía de 1 año para daños derivados de una deficiente construcción, 3 años para daños causados por defectos (goteras, humedades, grietas,..) y hasta 10 años para defectos que afecten a la seguridad estructural del edificio. Muy poco me parece, cuando es un hecho que las viviendas pueden ser ocupadas durante varias decenas de años, llegando a la centena en algunos casos. Eso sin contar, claro está, que estos plazos parecen haber sido ideados para expirar cuando los materiales empiecen a dar problemas.

El asunto resulta particularmente significativo cuando, por otro lado, vemos que nos inundan de productos con garantía de por vida. Es muy fácil encontrar vehículos, electrodomésticos, hardware, joyas, maletas y un sinfín de productos con garantía ilimitada en el tiempo. Me resulta realmente alarmante que dispongamos de tal para productos que, de todos modos, no dejan de ser de lujo; mientras que un producto de primera necesidad, un derecho constitucional, tenga una garantía de tan sólo una década para algo tan grave como su propia estructura. Es cierto que en ciertos productos imperecederos, el vendedor se puede permitir el lujo de ofrecer lo que se le antoje sin atarse las manos, pero en otras circunstancias una garantía debe significar la asistencia, ayuda o pagos necesarios.

Llevemos todo esto a la vida real: cómprese usted un anillo de oro (con diamante incluído si quiere), y no se preocupe: el oro es inmutable y no se oxida nunca, mientras que ya puede hacer lo que quiera con el diamante que no conseguirá provocarle ni un rasguño. ¡Qué simple resulta incluir la garantía que usted quiera!. Compre usted su coche de lujo: todas sus piezas deberían funcionar perfectamente y, aun en el caso de que algo falle, usted conseguirá asistencia en carretera y recambios gratuítos (mano de obra no incluída) con su garantía de por vida. Sin embargo, compre una casa y encuentre goteras o grietas importantes al cuarto año; o descubra que su hogar se ha derrumbado cuando volvía de vacaciones al decimo primer año. Nadie se hará cargo y será enteramente su problema. ¿Qué le parece?

En resumen, y para finalizar, decir que la normativa vigente respecto de la garantía de la vivienda es (cuando se cumple) absolutamente irrisoria y parece hecha simplemente de cara al público, para que el pobre consumidor posea la -equívoca- impresión de tener ciertos derechos sobre una propiedad que tanto le cuesta. Los plazos se hallan estratégicamente colocados para que la constructora se pueda lavar las manos. Porque, desengañémonos, muy mal tiene que ir todo para que algo suceda dentro de los plazos estipulados. Y en definitiva, si se ofrecen garantías de por vida a productos de lujo, ¿tanto cuesta ofrecerla también a su hogar? Ah, pero claro, es que aquí hablamos de cientos de miles de euros y hay grandes empresas -e incluso el gobierno- involucrados. Discúlpenme entonces.

sábado, 2 de agosto de 2008

Notas de Prensa

Hay muchas veces que tomo el periódico (digital, se entiende, dadas mis circunstancias) y no salgo de mi asombro cuando leo ciertas noticias. A veces es cierto que, precisamente para aumentar el número de lectores o atraer la atención, los propios medios utilizan titulares engañosos o tienden hacia la polémica, lo que les hace, a veces, practicar cierto amarillismo. Sin embargo, no es difícil corroborar otros periódicos o distintas fuentes -a veces, cuando se permiten, los comentarios también son interesantes- para darse cuenta de que, en algunos casos y cada vez más, no hace falta tirar mano del sensacionalismo para obtener noticias del tipo WTF; es decir, aquellas con las que uno se queda con cara de tonto, pensando si estamos en el día de los inocentes, si eso es cierto, o el mundo está definitivamente loco.

No suelo en este blog escribir acerca de estas noticias puntuales, entre otras cosas porque poca argumentación tienen: sencillamente, se salen de lo racional, no tienen explicación lógica y los únicos comentarios que podría hacer son los que todo el mundo ya hace. Además, muchas personas (y organismos) las escriben con muchísima más eficacia y actualidad de lo que yo podría hacerlo, y a día de hoy basta entrar en redes del tipo menéame o digg para encontrarse de lleno con múltiples ejemplos de lo que comento. Sin embargo, hay veces que me gustaría hacer un pequeño recopilatorio. Tener un pequeño resumen (aunque muy esquemático) de las locuras que han ido sucediendo durante los últimos días. Esbozo algunas de estas noticias que han sucedido durante el pasado mes de Junio:

Acusado por pervertido por tomar fotos de sus propios hijos en público (19 de Julio): El miedo a los pederastas no tiene límites. Lo que antes era algo normal hoy se convierte en un hecho obsceno. De seguir así, parece que no vamos a poder salir de casa con la cámara de fotos... y por si acaso mejor no la usamos dentro.

Les subirán el recibo del agua por haber ahorrado demasiado durante la sequía (22 de Julio): Por lo que parece, no se recaudaba lo suficiente para cubrir el coste de servicio. Y yo toda la vida creyendo que el mantenimiento se cobraba aparte... En definitiva, si no ahorras, malo; si ahorras, peor. La desmedida avaricia causará que cualquier campaña de prevención (dirigida, evidentemente, al que menos puede hacer y más le tocará sufrir) acabe mal.

«Usted no sabe quién soy yo» (23 de Julio): ¿Quién hubiera dicho que a estas alturas se volvería a oir esta frase? Parece que ser hijo del edil del ayuntamiento tiene algunas ventajas. Por lo menos parece que las cosas han cambiado un poco desde entonces.

Prohíben a una anciana hacer fotos de una piscina vacía porque podría ser pedófila (23 de Julio): Más de lo mismo... si antes parecía que estaba mal visto hacer fotos de espacios públicos, ahora ya no se pueden hacer ni aún estando éstos vacíos.